jueves, 11 de julio de 2013

Capitulo 25

-Mamá, ella tiene derecho a estar aquí

-No, ¡claro que no!

-Claro que si, su prometido está pasando por un momento difícil y ella puede estar con el

-No es su prometida

-Su novia

-No es lo mismo

-De cualquier manera es su pareja y eso tu no lo puedes cambiar

Mientras madre e hija discutían, Fernando entro a la sala de esperas y Lucero al verlo corrió a recibirlo

-Mi vida-dice Lu acariciando su mejilla izquierda-¿Está bien?

Su respuesta fue hundir su cara en el cuello de Lucero y echarse a llorar como un bebé. Ella se abrazó fuertemente a el y sentia que con cada sollozo, su alma se quebraba más y más. Quizá a eso se referían cuando decían que cuando dos personas se amaban eran solo uno y compartian todo, incluso el dolor. 

-Es tan pequeñito, tan frágil, tan...

-Shhhh-lo abraza más fuerte y le da un pequeño beso en la cara-Va a estar bien

-Gracias por estar aquí, no sabes cuanto te necesitaba

-En las buenas y en las que no son tanto

-Aún no estamos casados, pero pronto

-¿Qué dijo el doctor?

-Aún no hemos hablado, le siguen haciendo estudios... No es justo que esto le este pasando... Si lo vieras...

-Ya llegará el momento

-¿Te dijo algo mi mamá?

-Si, de hecho por eso está gritando pero yo vine por ti y nadie me saca

-Mentira, viniste por las vacunas de mi hija

-También, pero ¿cómo sabes?

-La semana pasada mientras estabas en el gym fui a casa y como estaba dormida no había mucho que hacer

-Pues si, pero eso no será hasta dentro de unas horas

-¿Dónde está mi pequeña? Creo que es la única que puede hacerme olvidar por un pequeño instante todo lo que está pasando

-Oye-dice y le pega nada fuerte en el pecho-¿y yo?

-¿Celosa de tu hija? 

-Claro que no... Está con tu hermana que esta discutiendo con tu mamá

-Ya me tiene cansado

-A mi también, pero no te pelees con ella por mi... Lo que menos necesitas en este momento es estresarte por algo que no vale la pena

-Te amo

-Yo más-dice y Fer le planta un besito en los labios y luego la toma de la mano para encaminarse hacia su familia-Fer ¿qué haces? Vas a hacer que tu mamá comience a hablar

-No me importa, eres mi mujer y tienes derecho a estar aquí y no precisamente parada en la puerta. 

-¡Fer! ¿Cómo esta mi sobrino?-pregunta Elena

-Aún no hablo con el doctor, pero creo que mal.-dice tomandole a Stefy de los brazos-Hola princesita de papá-le dice a Stefy quien no paraba de mover sus bracitos y emitir ruiditos de bebé-Lu, llevatela de aquí por favor, no quiero que se nos vaya a enfermar

-Tengo que esperar la vacuna, mi amor

-Si, pero despues se van

-y tu?

-Sobreviviré! Ella es más importante...

-Puedo hablarle a Fio para que la pase a buscar y se quede con ella unas horas

-Pero que mala madre eres, niña

-Mamá, por favor... Deja a Lucero en paz! 

-Solo digo la verdad...

-No, solo quieres fastidiarla! Si sigues en eso te voy a tener que pedir que te retires

-Y no conocer a mi nieto? No lo creo

-Entonces cierra la boca y no opines más

-Señor Colunga, pase a mi oficina por favor-dice el doctor

Fernando le pasa la bebé a Lu y le da un besito antes de seguir al doctor. Tenía el presentimiento de que las noticias no serian nada buenas. Su pequeño lo necesitaría mucho, pero como le iba a hacer para ser el papá de dos bebés pequeños sin descuidar a alguno de los dos? Sería algo muy difícil, pero no pensaba renunciar a su pequeño y mucho menos a Stefy, su princesita. 

-Siéntese por favor-dice el doc e inmediatamente Fernando sigue sus ordenes-La situación de su hijo, no le voy a mentir, es crítica. Nació con una condición cardiaca y no podemos asegurarle que viva por muchos años...

-¿Como? ¿Y no hay nada que hacer? ¡Le pago lo que sea!

-Lo siento, pero es muy difícil. Una cirugía en su estado es muy arriesgada, es preferible no hacerla. De hacerse hay un 70% de posibilidad de que no sobreviva

-¿Y el otro 30? 

-No podemos arriesgarnos de esa manera

-¿Y lo vamos a dejar morir así nomas? 

-Lo siento mucho

-¿Cuanto tiempo va a vivir?

-No le puedo decir con exactitud, pero aproximo que algunos 4 años como máximo, aunque muchas veces hay milagros. Su hijo puede ser el caso...

-Necesito más que eso... Haga lo que tenga que hacer, pero mi hijo no se va a morir

-Su hijo se salvó de que sus parpados no sean membranas transparentes... Tiene que ser fuerte, señor. Haremos todo lo que este en nuestras manos, pero Dios debe estar de nuestro lado para salvarle la vida a Oliver

-¿Oliver?

-Así decidió su esposa que se llamaría

-No, no es mi...- Fernando se detuvo a media frase-¿puedo pasar a verlo?

-Ahora mismo si, pero aún estamos haciendole estudios para estar 100% seguros de que podemos y que no podemos hacer por el y que riesgos estariamos corriendo, así que en cualquier momento pueden ir a buscarlo

-Si, no importa. Gracias doctor!

-Siempre

-¿Qué voy a hacer?-se preguntaba Fernando desesperado mientras se pasaba la mano derecha por el pelo como signo de frustración. Miraba a Oliver, recordaba la preciosa carita de Stefy-Amo a mi princesa más que a nada en este mundo y es la hija que tengo con el amor de mi vida, pero mi campeón puede que no viva hasta cuando yo desearia que lo hiciera. ¿Qué hago? No puedo descuidarlos a ninguno, son los dos mis hijos y los amo por igual... No sé que hacer... Ayudame Dios mio...

Paso una media hora y Fer solo observaba a su pequeñito bebé mientras dormia y le hacía promesas que quizá no le podría cumplir. Salió de la UCI detrás de la incubadora de Oliver y pasó a ver como se encontraba Jeanny. Calculaba que Lucero estaría por irse al pediatra y quería ir con ella.

-¿Jen?-dice antes de pasar a la habitación

-¿Fernando? Ven! Pasa...-dice sonriendo débilmente la que estaba acostumbrado a que fuera una mujer muy fuerte y ahora parecía mas bien una niña pálida, enferma y ojerosa.

-¿Cómo te sientes?-pregunto Fer

-Algo cansada, pero se va a pasar. ¿Y mi hijo? ¿Ya lo viste?

-Si

-¿Cómo está?

-No te voy a mentir, primero porque quiero decirtelo yo y segundo porque tenemos que estar juntos en esto. Nuestro bebé está muy mal... Puede que no viva mucho tiempo...-dice Fer con la voz quebrada y lagrimas en los ojos

-No puede ser...-dice Jeanny en un susurro casi inaudible

Fernando salió de la habitación una hora después dejando a Jeanny dormida y sedada. Se dirigió a la sala de esperas donde se encontró con su hija riendo a carcajadas por las payasadas de su madre. Las amaba tanto, sin ellas en ese momento estaba seguro que ya se habría derrumbado. 

-¡Mi amor! ¿Qué te dijo el doctor?-preguntó Lu, inmediatamente, al verlo entrar

-Nada bueno.

-¿Caminamos hacia el consultorio del pediatra de la nena y me cuentas?

-Si

-Abrazame

Fernando le toma a la nena de los brazos, la abraza por la cintura y le planta un beso en el pelo. Mientras se dirigen al consultorio, le iba contando todo y de repente escucha un sollozo.

-¿Estás llorando, amor?

-Es que me duele... es tu hijo, mi vida. Aparte que me toca... Recién nació y ya lo condenaron a muerte... Es muy injusto

-Te amo

-Lo sé-dice secándose una lagrima y sonriendo

-Ah, pero que creída me salió el amor de mi vida!

-¿Soy el amor de tu vida?

-Como si no lo supieras

-Ah, pues si no me dices no lo puedo saber...

-No seas burlona, solo quieres que te lo repita

-¿Y si te pido que se lo grites al mundo?

-Eres el amor de mi vida-le susurra Fer al oido

-Pues buen intento, pero nadie más que yo te escuchó. ¿Te avergüenzas de amarme?

-Por supuesto que no

-¿Entonces?

-Me pediste que se lo diga al mundo, ¿no?

-Pues si

-Y tu eres mi mundo-dice y Lucero le dedica la sonrisa más hermosa del mundo. Su recompensa fue un gran beso lleno de amor... Y hubo una testigo... 

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