domingo, 21 de abril de 2013

Capitulo 17

Los días transcurrieron con total normalidad. La familia Colunga Hogaza era la más feliz que podía existir, cualquiera que viera la imagen desde afuera sentiría envidia. Ya era de noche y habían puesto a dormir a Stefy. Estaban viendo tv, ella apoyando su cabeza en sus piernas y el acariciándole el pelo. 

-Me duelen los senos

-Si quieres puedo calmar ese dolor

-Ja ja, muy gracioso... ¿Cuanto falta para que despierte?

-Sabes que es imposible decir, mi bella...

-Ya hace rato que comió así que seguro pronto! Y no quiere compartir su comida contigo, ya te dije!

-Pero soy su papá! Me debe la vida!

-Deja esa para cuando tenga 15 y te pelee porque no la quieres dejar que sea feliz con su novio.

-Todo a su tiempo! Déjame disfrutar de la paz que se siente que solo tenga un mes de vida!

-Hahaha! Necesitaras una escopeta... O sea con esta belleza de madre, obvio tendrá miles atrás!

-No se si miles, pero a mi me traes loco

Lucero levantó la mirada y se encontró con las pupilas dilatadas de Fernando. Le acarició la mejilla y atrajo su cara, luego lo beso con mucha pasión. Le daría lo que tanto quería y le había pedido por todo un mes. El la levantó en sus brazos como si fuera una pluma y la llevo hacía la habitación que compartían, su nidito de amor. La posó en la cama delicadamente, dejando pequeños besitos por toda su cara y entonces comenzó a descender por su cuello. Su deseo iba en aumento y los gemidos de Lucero lo excitaban más... Entonces sucedió. Escucharon el llanto de su hija dos habitaciones más allá. 

-Esto no puede ser cierto

-Hahahahaha! Ya, mi amor. Seguro debe tener hambre! Déjame ir...

-No, yo voy por ella!

Fernando caminó por el pasillo y entro a la recamara de su pequeñito pedazo de cielo. La miró llorar y la tomó en sus brazos, no sin antes dejarle un tierno besito en la cabecita.

-Te amo, mi pequeña princesita. Con tu mamá, son mi todo.

Lucero, quien presenciaba la escenita recostada del marco de la puerta no pudo evitar sonreír  Sabía que no se había equivocado al elegir al papá de su bebé. Era tan tierno y encantador que a veces pensaba que estaría soñando, pero no era así. Ese hombre realmente existía y era suyo.

-Tienes hambre, chiquita? Mamá está lista para darte de comer, así que vamos!-dice Fer y al voltear casi muere del susto al ver a Lucero observarlos-desde cuando estas ahí?

-Hace un buen rato

-Bueno, esta princesa quiere comida... En la fila sigo yo

-Deja de ser tan pervertido, Colunga! Corromperás a nuestra hija!

-Derecho de antigüedad, Hogaza. Yo sigo. Es mas... Ella debió esperar a que yo terminase.

-Hahahahah! No lo creo, mi amor. Espérame en la habitación. 

-No, te esperare aquí

-Como quieras-dice y se descubre esa parte de su anatomía que tanto le gustaba a Fernando

-Ayy bebé, por que me haces esto?

-Hacerte qué, ridículo?

-Interrumpir nuestro momento

-Ya pasará, no te preocupes. Después de esto tendremos 3 horas

-No te dejaré descansar

-Me matarás?

-Jamás. Después no podría vivir sin ti

-Ayy, mi cielo. Ven aquí-dice y al Fer acercarse, posee sus labios de la manera más suave posible. Escuchan una pequeña tos que se calma al instante y siente como la pequeña se remueve en sus brazos- Ayy mi amor, perdón! Yo... Oh

-Esta sonriendo?

-Si, mi amor! Mírala, que preciosa

-Igual que tu

-Te amo

-Yo más... Te espero en la habitación

-Está bien. 

Lucero terminó de alimentar a su hija y sacarle los gasesitos. Para cuando terminó con todos sus deberes como mamá, la nena ya estaba rendida en sus brazos así que la acostó en su cuna y regresó con Fer a su habitación. Al entrar, todo estaba muy hermoso y había un aire romántico. Fernando había encendido unas velas e incienso. Había regado unos pétalos de rosa roja, que sinceramente no tenia ni idea de donde las había sacado, por toda la cama y el suelo y puso una música en un volumen bastante romántico y seductor. Quería saber donde estaba el autor de aquella obra, su amor... Lo buscó con la mirada, pero no lo encontró y es cuando sintió unas manos tomándola por la cintura y unos labios besando su cuello. Sentía cosquillas en el vientre y tumbó su cabeza en el hombro de el dejando escapar un suspiro...

viernes, 19 de abril de 2013

Capitulo 16


-Familiares de la señorita Hogaza

-Yo-dice Fernando levantándose de golpe de la silla

-La señorita perdió mucha sangre y no hay suficiente para reponer lo que necesita. Necesitamos un donante.

-Yo tengo mucha. Soy donador universal.

-Perfecto! Acompañeme por favor. Pero, no cree que esa niña es muy pequeña para estar aquí en un hospital?

-Es nuestra hija y no tenía con quien dejarla

-Una hermana? Una abuela?

-La hermana de mi mujer, pero no me dio tiempo a nada. Era esperarla y que Lucero muriera o traer a la niña

-Bueno, vamos y ya luego llama a la tía

-Está bien.

Pasaron varias horas. La sangre le fue transfundida y ya estaba estable, pero aún inconsciente. Fernando se quedo todo el tiempo a su lado y con la bebé en sus brazos. Había tenido que ir a maternidad 3 veces a buscarle comida a su bebé. El día le parecía inacabable... Apenas eran las 11pm. No podía ir a su casa por su celular y no sabía el número de Caro...

-¡Rosana!-salió de la habitación cerrando cuidadosamente la puerta como si cualquier ruido pudiese molestar a Lucero.-La doctora Vega?

-Está de guardia en Emergencias

-Podría mandarla a llamar por favor?

-Si, un momento por favor-dice la chica de recepción y llama por teléfono a la sala de emergencias y unos minutos más tarde Rosana se acercaba a él.

-¿Cómo estás? 

-Cansado y mal

-¿Qué tienes?

-Lu está bastante mal

-¿Qué le pasó?

-Discutimos... Se cortó las venas y tuvieron que hacerle una transfusión

-¡Padre santo! Pero ¿está bien?

-Está estable.

-La niña no debe estar aquí

-Por eso te mande a llamar

-Me la llevaría a mi casa con gusto, pero me toca guardia esta noche

-¿Tienes el teléfono de Carolina?

-Si, pero creo que está de viaje con Sebastián. En Francia...

-Entonces, ¿Qué hago?

-Márcale a Deya

-¿Crees que no le importaría?

-Por supuesto que no. Aparte Lore sigue pequeña...

-Sería un abuso de mi parte. Stefy tiene 3 semanas, despierta cada 3 horas.

-No le importaría

-No quiero que se me enferme la niña, pero no hay de otra... Mañana veré que hago. Gracias, Ros-dice y le besa la mejilla

-Cuídalas mucho

-Con mi vida-dice Fer y se encamina a la habitación, no sin antes solicitar una cunita de esas en las que acuestan a los bebés recién nacidos para Stefy. Al menos uno de los dos si dormiría cómodo esa noche... O dormiría.

            **********************
Le dolia mucho la cabeza, se removio en la cama y sintio como su cuerpo le pesaba y tambien le dolia. Era como hubiese sido arroyada por un camión o aplastada por una ballena. ¿Qué le había pasado? Abrió los ojos y se vio en una habitación toda blanca. Recorrió su cuerpo y se dio cuenta que estaba en un hospital. Ahora había recordado todo lo que había pasado. Se sentía una cobarde y una egoísta. Pero, ¿Cómo había llegado ahí? Giró su cabeza a la izquierda y ahí estaba Fernando arrullando a su pequeña bebé. ¿Habría acaso una imagen más hermosa que esa? Lo dudaba mucho. Intento incorporarse un poco, ya se sentía incómoda ahí acostada. Siguió mirándolo, el tenía los ojos cerrados. El habría sentido que estaba siendo observado o quizá solo fue pura coincidencia, pero abrió los ojos y se encontró con una mirada llena de ternura que le dedicaba su mujer. Ella sonrió y el sintió que se desmayaría de la felicidad. Seguía algo pálida y demacrada, pero al menos estaba viva y le estaba sonriendo. 

-¡Por fin despertaste, mi amor!-dice Fer y se le acerca

-Cuidado, no la vayas a despertar!

-¿Cómo te sientes?-le pregunta halando una silla y sentándose a su lado.

-Egoísta, cobarde, mala madre...

-Perdóname. Todo esto es culpa mía... Todas estas horas he estado meditando y si no hubiese llegado a tiempo no sabría que sería de mi vida

-No sé porqué lo hice... 

-Ya no importa-dice y le planta un beso en la frente

-Mi pobre nena... ¿Qué le diste de comer?

-Fui al área de maternidad por leche... Acaba de comer así que no despertará en tres horas más

-No estés tan seguro

-Perdóname, si? Fui un imbécil y no las merezco a ninguna de las dos

-Acepto que estaba un poco insoportable, pero es que estoy enferma

-Te voy a conseguir un psicólogo a la primera hora de mañana

-Sigo enojada contigo... Y dolida. ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso yo no te complazco?

-Sabes que si...

-¿Entonces?

-Bueno, es que en realidad nunca me acosté con nadie. Me comporté como el verdadero estúpido y canalla con el orgullo lastimado. Solo lo dije para herirte y conseguir lo que quería

-Dame a mi hija

-No te enojes, por favor. Mírame-dice y le alza el menton- fui un estúpido, lo sé... Pero este estúpido te ama con todo su corazón, aunque no lo haya demostrado últimamente. Te necesito para poder vivir y si me faltas... Me faltan, prefiero morir. Ustedes dos son mi tesoro más grande.

-¿Por qué me dices esas cosas?-pregunta comenzando a llorar

-Porque son verdad

-¡No! Yo quiero estar enojada contigo... No me hagas feliz

-Lo siento, señorita preciosa. Ya le había prometido que conmigo solo iba a derramar lagrimas de felicidad y ya le fallé una vez... No pienso volver a hacerlo, claro, si usted me lo permite.

-Tengo que pensarlo

-¿En serio?

-Si, Fer. Me dañaste y la verdad es que no quiero volver a sentir eso

-¿Qué?

-Pues ya sabes... Ese dolor cuando el ser que más ama te hiere.

-Ya te pedí perdón

-Y ya te perdoné... 

-¿No podemos volver a comenzar?

-Es que ya volvimos a comenzar

-Está bien.-dice y le pasa a la nena y se dirige al sofá. Lucero notó algo que quizá el quería ocultarle y le partió el alma.

-Mi amor, no llores! No, por favor-intento pero seguía muy débil y casi cae al suelo con Stefy en brazos. Cuando estuvo estable avanzó hasta el sillón donde se encontraba Fernando y se abrazó a el. Fer le beso el cabello 3 veces.

-Te necesito conmigo, bonita

-Está bien, mi amor... Pero prometeme que no volveras a lastimarme

-Te lo juro. Te amo

-Yo también-dice y le regala un beso. Uno de esos que no habían compartido desde hacia casi un mes. De esos que hacen volar el alma y tocar el cielo. 

-Lu, la nena

-Está dormida

-Si, pero no quiero que la aplastemos-Lu se paró y dejó a la nena en la cuna y regresó con Fer

-Ahora si-dice y vuelve a poseer sus labios. Esta vez Fernando la beso muy dulcemente, con la promesa de nunca volver a lastimarla... Solo la amaría, sin medidas, sin limites, sin cohibiciones... La amaría.

miércoles, 17 de abril de 2013

Capitulo 15

Estaba amaneciendo y ella se encontraba más sola que un desierto y mas triste que una persona a quien se le muere un ser querido. Quizá solo estaba siendo dramática al compararse con tales cosas, pero ese sentimiento no lo podía ahogar con nada. Su pequeña ahora descansaba en su pecho y era preciosa, parecía un angelito. Era su razón de vivir. No comprendía aún como su madre había podido ser capaz de abandonarla, dejarla con su padre que nunca la quiso realmente y que terminó por "vender" al mejor postor cuando se vio en la necesidad de dinero. ¿Cómo estaría su madre? ¿Pensaría en ella? Estaba segura de que nunca le había importado, pero ya habían pasado 20 años de su abandono. Ahora que tenía a su chiquita, no comprendía como podía ser posible que una madre no quisiera a su hijo.

-Eres mi vida, mi cielo. Mami te ama como no tienes idea-dice mientras una lágrima corre por su mejilla y con un dedo acaricia la minúscula cabecita de su bebé.-Estoy segurísima que papá también te ama, pero está cansado... No ha dormido mucho desde que llegaste.

Escuchó el estruendo causado por la puerta a unos metros de su habitación. Estaba segura que era Fernando, pero ahora estaba colérica. Eran las 5:06am y hasta ahora se dignaba en volver a casa. Había sido tan egoísta que ni siquiera se detuvo a pensar que quizá ella podría estar esperándolo despierta y muerta de miedo, como era la realidad. Odiaba el Fernando en el que se había convertido, ciertamente extrañaba a aquel jardinero que moría por darle todo y ser digno de ella. La realidad es que prefería mil veces que siguiese siendo pobre a la bestia que era ahora. 

-Lucero-lo escuchó gritar desde la sala. Lu sale de la habitación con la niña en sus brazos

-¿Que horas son estas para aparecerte? ¿Donde estabas? ¿En que estabas pensando, madre mía?!

-Estaba pensando en que mi erección ya me dolía y tu no hacías nada por calmarla

-¿Estas borracho? Dios mío, no lo puedo creer...

-Pásame a mi hija

-¡No te paso nada! ¡Estas borracho, maldita sea! 

-Tengo derecho, es mi hija

-Cuando no estés ebrio la cargaras todo lo que quieras... Ahora baja la voz que no quiero que se despierte y menos que se asuste.

-No la compartes conmigo

-Porque tu no quieres.

-Eso es mentira, mentirosa.

-¿Ya te olvidaste de lo que me dijiste antes de largarte? 

-Por supuesto que no, pero sabes que no lo sentía de verdad

-No, no lo se-espetó Lucero mientras sentía como su furia comenzaba a aumentar con cada segundo que pasaba en su ebria presencia- ¿Que estabas haciendo?

-¿Cuando?

-No te hagas el estúpido, Colunga. Sabes muy bien cuando...

-Ya te dije que estaba calmando mi erección

-¿T..te acostaste con otra mujer?-dice Lucero en shock. No podía creer lo que estaba escuchando, quizá estaba soñando... Pero no, esa era la realidad. Su mente se transportó a aquel día en que apenas teniendo 4 años y poco antes de que su madre la abandonara, se enteró que tendría una hermanita y que su mamá sería otra mujer

-Una hermanita?

-Si, pequeña.

-Pero como? Mi mami no tiene grande barriga

-No, porque la mami de esta niña será otra

-Otra? Entonces mi mami será solamente mía?

-Si

-Siii!-dice la nena brincando de emoción 

En aquel momento se había sentido aliviada y mas que aliviada, feliz. Nada era mas hermoso que la inocencia de un niño, más puro. Pero ahora comprendía que su mamá quizá no pudo soportar la idea de una infidelidad... Pero ¿Por que no llevarla con ella? ¿Qué culpa podría tener una criatura de 4 años del desliz de su padre? Ninguna. Su mente salió de sus pensamientos al sentir los brazos de Fernando rodeándola y solo entonces se dio cuenta que estaba llorando, inconscientemente, pero llorando.

-Aléjate de mi, imbécil. ¡No me mereces!

-Claro que si! Sabes todo lo que he hecho por estar contigo?

-Lárgate de mi casa

-Es MI casa

-Aquí vivo, así que es mi maldita casa. Lárgate ahora mismo.-le gritó tratando de contener las lágrimas

Fernando salió del apartamento echando humo por los oídos. El fuerte sonido que hizo la puerta al ser cerrada hizo que la bebé despertara y se puso a llorar.

-Ya mi amor, no llores-dice Lu y le da un beso en la frente-Solo fue el animal de tu padre. 

La nena se volvió a dormir. La colocó en su cama y le dio un pequeño beso en la frente. Comenzó a recordar todo, todo desde que tenía 4 hasta el día en que Augusto la había violado y de ese día al presente. Las lagrimas no se hicieron ausentes. Se sentía una basura, alguien innecesario en la vida. Estaba rota por dentro, más que por todos los otros por lo que Fernando le acababa de hacer. No era justo, ella se había entregado a el y le había sido fiel. Nunca pensó en buscar o mirar otro hombre cuando estuvieron separados y el estaba con Jeanny. Y no le había reprochado por nada de lo que el si le había hecho, simplemente le entregó su amor, incondicionalmente. 

Estaba como perdida en un mundo de fantasías. Había pasado mucho tiempo, pero para ella era como si se hubiese detenido. La niña no había despertado así que realmente no había nada que la sacase de ese trance en el que se había perdido horas atrás. Se paró de la cama y caminó al baño por pura inercia. Llenó la tina, se quitó la ropa y tomo una navaja de Fernando. Se metió al agua en ropa interior.

-¿Quién te extrañaría si te mueres? Nadie. Nadie te quiere, Lucero. Eres un total desastre. Mi hija? Creo que estará mil veces mejor sin una mamá como yo. ¿Qué ejemplo le podría dar la oveja negra de la familia? Y ¿Que si mi mamá pensó lo mismo al dejarme? ¿Sería capaz de hacerle la vida tal infierno al ser que más amo en la vida?-se dijo a si misma y se sumergió en el agua. Al rato volvió a salir-Fernando no te ama. Nunca te amó, solo te usó para disfrutar tu cuerpo. Estás sucia. A lo largo de tu vida solo te han sabido usar para eso. Tres hombres, dos de ellos los amaste y ¿ellos? Solo jugaron contigo. ¿Para que quieres quedarte?

Lucero levantó la navaja y la miró. Luego la poso en una de sus muñecas y la deslizó abriéndose una herida. Ese dolor no se comparaba con el que tenia en su corazón, más bien en los restos de este, ya que estaba roto en mil pedazos. Hizo el mismo procedimiento con su otro brazo y cerró los ojos mientras la sangre comenzó a correr.

                   *****************
Fernando ya estaba sobrio e iba de camino de vuelta a su casa. Se sentía triste y arrepentido. Solo le había dicho tal cosa a Lucero para herirla, jamás se habría acostado con otra mujer que no fuese ella. 
Era un completo estúpido, y eso que había hecho no se podía justificar con nada.

Llegó a su casa y cuando iba por el pasillo que llevaba a las recamaras escuchó el llanto de su bebé. Caminó rápido y al entrar a la habitación se encontró con Stefy sola en medio de la cama llorando histérica. Estaba roja, parecía que llevaba rato llorando, pero ¿Dónde estaba Lucero? No era normal que la dejase llorar. 

Iba a buscar a Lu, pero ver a su pequeña llorar así le partía el alma. Sabía que no se merecía ser padre de aquella criatura preciosa, pero ahora dependía de el. La tomo en los brazos y ella abrió los ojos. Lo miraba fijamente a los ojos y entonces Fer entendió que su actitud de hacía unos días fue la mas estúpida que pudo haber tenido. Amaba a su hija, quizá igual o un poco más de lo que amaba a Lucero y eso era mucho decir. La niña poco a poco se fue calmando y al poco rato ya estaba dormida. Solo quería sentir el calor de uno de sus padres. Se odiaba a sí mismo por todo lo que había hecho.

-Lu? Mi vida, ¿donde estas?-

Pero no obtuvo respuesta. Notó como se colaba el agua por debajo de la puerta del baño y entro corriendo, encontrándose con el amor de su vida toda ensangrentada, pálida e inconsciente ahí tirada en la tina. El alma le salió del cuerpo. La saco corriendo de la tina y la acostó en el colchón.

-No, no te mueras por favor mi vida. Un hospital! Pero como? No puedo dejar sola a Stephania. Una ambulancia.-corrió a la sala por el teléfono  El nudo que tenía en la garganta, las lagrimas, la desesperación y la impotencia no le permitían hablar ni pensar muy claro. Al poco tiempo la ambulancia llego y se la llevaron en una camilla. El, por supuesto, iba con ella y su chiquita en brazos. Solo en ese momento notó que la vida solo era una y que el debía madurar. La niña que tenía en sus brazos ahora dependía de el y era totalmente indefensa, apenas tenía 3 semanas y dos días de vida. No tardaría en despertar por hambre... Total, todo aquello había ocurrido en tan solo 3 horas, pero la verdad era que le había parecido una eternidad.

-Mamá se va a poner bien, de mi cuenta corre pequeña. Jamás permitiré que te falte nada y mucho menos tu mami. Te amo mucho, mucho.

lunes, 15 de abril de 2013

Capitulo 14

-Vamos Lucero, tu puedes. A la cuenta de 3 puja una vez más. 1, 2, 3-dice el doctor mientras Lucero intenta traer a su bebe al mundo. Sentía que las fuerzas se le desvanecían

-Ya no puedo mas-dice Lucero al borde del llanto. Estaba toda sudada, cansada y adolorida. Solo una cosa la hizo permanecer fuerte y no desplomarse en el camino… Fernando le estaba sujetando la mano y estaba con ella en todo momento.

-Vamos, mi princesa… falta poquito, se paciente-dice Fer y le besa la frente

-Vamos, Lucero… Puja!

-Ayy, Fer ya no puedo… No puedo mas-dice Lucero dejando escapar 2 lágrimas

-Ya veo su cabecita! Una vez más, preciosa. Ya está aquí. Puja!-
El cuarto se inundo con un llanto; el llanto de su hermosa hija, a quien amarían infinitamente y seria la persona más importante de sus vidas. Su llanto era el sonido más hermoso y sublime que jamás habían escuchado, su hija por fin estaba con ellos.

-Quiere cortar el cordón, papa?

-Por supuesto-dice Fernando muy emocionado. Tomo las tijeras y con un corte perfecto separo a madre e hija y al ver el rostro de su pequeño pedacito de cielo no pudo evitar derramar un par de lágrimas; su vida ahora tenía un verdadero sentido. Haría y le daría todo por esa pequeña bebe… la amaba, era perfecta y era su hija.

Las enfermeras checaron que todo estuviera en orden con la nena, la pesaron, midieron y limpiaron y luego se la pusieron en brazos a la nueva madre. Luego se fueron dejando solos a la enamorada pareja con su nueva hija en brazos.

-Mírala, Fer. Es perfecta-dice Lucero dejando escapar una pequeña lagrima. La pequeña agarraba fuertemente uno de los dedos de Lucero, ocupaba toda su manito. Lucero le besa la frente y mira a Fernando con una gran sonrisa en la cara. Nunca pensó que dicha felicidad iba a ser disfrutada por ella… Ella que toda su vida fue una mujer desdichada y no deseada.

-Tan perfecta como su mama.

-Te amo

-Yo te amo más! Gracias por regalarme la dicha de ser padre.

-Gracias a ti por hacer que mi vida esté completa-dice y Fer se acerca uniendo sus labios 
en un tierno y lento beso de amor.

-Y que nombre llevara mi princesita?

-Stephania Colunga Hogaza

-Suena hermoso, pero y el Lucero?

-Ayy no mi amor, para la próxima

-Cuantos vamos a tener?

-Acabamos de tener a esta cosita preciosa… Yo no tengo prisa, pero cuantos quieres?

-Por mi unos 10

-10? Estás loco.

-Mientras sea contigo no me importaría cuantos fueran. Aunque por ahora me conformo con mi Stefy.

-Ayy que lindo, mi amor

-Qué?

-Stefy, así le diremos.

-Si quieres. Me dejas cargarla?

-Claro, pero tómala con cuidado-dice y se la pone en los brazos-sujétale la cabecita, mi cielo.

-Sabes, chiquita? Mama y papa han pasado por muchas cosas por estar juntos, pero ahora que llegaste no se va a poder librar muy fácil de mi-dice soltando una carcajada

-Oye-dice Lu y le golpea el brazo-no le digas ese tipo de cosas

-No me entiende

-NO IMPORTA

-Esta bien

-Con permiso, vengo a decirles que la nena está en perfecto estado y que quizá mañana puedan irse a casa

-Tan pronto?

-Sí, Lucero. Todo depende de tu recuperación, ella completamente sana gracias a Dios.

-Muchas gracias, Doctor

-Siempre-dice y se dispuso a salir cuando Fernando lo detuvo

-Doctor, le puedo hacer una pregunta?

-No, señor Colunga, no pueden tener relaciones maritales almenos durante dos semanas

-Como sabia que quería preguntarle eso?

-FERNANDO!-dice Lucero totalmente sonrojada-que pena

-No te preocupes. Si cobrara un dólar por cada padre primerizo que me hace esa pregunta, seria millonario.

-Dos semanas entonces?

-Dos semanas mínimo, mientras más mejor

-Y que pasa si sucede antes?

-FER, que te pasa?-dice Lucero divertida y a la vez apenada

-Pues no es recomendable para ella, su cuerpo necesita recuperarse

-Bueno, celibato por dos semanas entonces. Gracias otra vez, Doctor

-No hay de que-dice y sale con una sonrisa picarona en el rostro

-Y tu que con esas preguntas?

-Mi amor, si por mi fuera te tomo aquí mismo

-Vas a corromper a nuestra bebe recién nacida?

-Bueno, ella comprendería que mama y papa se aman

-No sé qué tipo de sustancia dañina estas ingiriendo, pero te hace daño

-Así me amas

-Sabes que si-aseguro Lu y nuevamente se besaron
Paso la primera semana y todo era muy hermoso. La sensación de ser padres no se comparaba con nada. Cambiar panales había sido un reto al principio, pero ya estaban acostumbrados a la rutina de la pequeña. Dormir, despertar, comer, dormir, cambio de panal, dormir, comer, dormir, dormir. Por las noches era un tormento, ya no dormían nada… pero sabían que eso venia con el paquete y pues no todo podía ser perfecto.

-Quiero estar contigo-dice Fer mientras mira a su mujer darle de comer a su hija

-Falta una semana completa

-Lo sé, pero… te necesito princesa

-No, ya tendremos tiempo después

-Mírala como come

-No te va a compartir de su comida! Verdad mi bebe?.. Dice que no

-Puedo hacer un trato con ella

-No quiere hermanitos por el momento

-Prometo que no me cruzo por la mente

-Fernando, tus hormonas andan mas alborotadas que cuando eras una erección con piernas

-Cuando era eso?

-Que se yo? 15? Ya sabes…

-Bueno…

-No

-Está bien.

Pasaron otras dos semanas mas y Fernando seguía intentando llevarse a Lu a la cama, pero Lucero había cambiado. No solo no quería nada con él, sino que aparte tenia cambios de humor muy constantes y no dejaba de llorar, cosa que alteraba a Fernando. Llego a ser motivo de discusión entre los dos muchas veces por lo que él se iba a dormir a la sala y ella solo lloraba.

Otra vez habían discutido. A ella le partía el alma cada vez que lo hacían y no podía soportar el cargo de conciencia que tenia. Quizá era su culpa que su relación con Fernando iba en decadencia, pero necesitaba un poco de comprensión de su parte. No sabía porque tenía miedo de volver a tener relaciones, era estúpido, pero también le apenaba hablarlo con Fernando. Salio de la cama y fue a la sala donde lo encontró “dormido”… sabía que estaba incomodo.

-Fer? Fernando despierta, mi amor-le decia dulcemente mientras lo movia levemente por el hombro

-Que quieres?-dice Fernando cortante, ella vuelve a llorar-no mas lagrimas por favor

-Vine a decirte que vinieras a la cama conmigo, que te iba a dar lo que tanto quieres, pero creo que ya me arrepentí. No tienes que ser tan cruel! No es mi culpa esto, sabes?

-Ahh no? Entonces de quien? Mía?

-Creo que tengo depresión post-parto. Deya lo tuvo y estaba igual que yo

-Y eso se cura? Ya estoy cansado de verte llorar tanto... Entre tu y la niña me tienen enfermo

-Perdóname por enfermarme y a ella por tener apenas 3 semanas de vida y no poder pedir que la cuiden de otra manera! Eres un mal padre Fernando Colunga!

-Como quieras… Igual estoy harto

-Entonces por que no te vas?

-Con gusto, pero es mi casa.

-Serias capaz de echarnos a la calle?

-Maldita sea! Sabes perfectamente bien que no!

-Entonces deja tu mierda y apóyame.

-Es que me desesperas… lloras por todo

-Necesito ayuda

-De quien?

-Un doctor

-Entonces consíguelo y yo te lo pago

-Va mas allá del dinero, Fernando-le grita-yo me lo puedo pagar sola

-Entonces?

-No sé, me gustaría que el hombre con el que decidí compartir mi vida estuviese conmigo

-Augusto  esta muerto

-Sabes qué? Vete al diablo…

domingo, 7 de abril de 2013

Capitulo 13

La volvió a besar mientras recorría sus piernas con las manos. Su abultado vientre hacia más difícil el contacto entre sus pieles así que de un movimiento la sentó a horcajadas sobre el sin dejar de besarla. Ella enmarcaba su rostro con las manos y le devolvía el beso igual o más vorazmente. Comenzó a quitar su camisa, unos botones salieron volando debido a su desespero. El con sus manos acariciaba la espalda de ella y cuando sintió que era el momento desabrochó su brassier y lo lanzó al suelo. Comenzó a acariciar y besar sus senos creando un placer descomunal en Lucero que soltaba gemiditos cada cuanto. Sus senos estaban hinchados, eso le gustaba. Su mano izquierda abandonó su seno y se poso entre la tela de su ropa interior y su cadera; comenzó a bajarla lentamente. Cuando estuvo totalmente desnuda la tumbó en la cama con la máxima delicadeza posible y pasó a terminar de desnudarse. Sus pantalones y boxers se reunieron con el resto de la ropa en el suelo. La tomo en brazos y la volvió a colocar en la anterior posición, la besó y se adentro en su ser. Juntos comenzaron a bailar al ritmo del compás de sus corazones, parecía un baile bien sincronizado. La luna brillaba esa noche y era la única testigo de la demostración de amor que se estaba llevando a cabo en esa habitación. Comenzó a contraerse al rededor suyo dando paso al orgasmo más intenso que tuvo en mucho tiempo y se tumbó encima de el. El termino y se echo para atrás trayéndose consigo a Lucero.

-Te amo, princesa.

-Yo más-dijo una voz adormilada.-

Luego de unos minutos de silencio perfecto, Lucero decidió romperlo. 

-Amor

-mmm

-Quien es mas linda? Jeanny o yo?

-Sabes bien que mi predilecta siempre serás tu

-Si, pero dime la verdad

-Ella es hermosa, pero tu más

-Y a quien amas más?

-Creo que es obvio que a ti

-No es tan obvio si hace unas horas estabas con ella y yo sola y sufriendo

-Sabes porque 

-No, no sé. Si me amases como dices no me habrías cambiado.

-Estas dudando de mi amor por ti?

-No, solo te digo que no creo que en serio me ames mas que a ella

-Mira Lucero, si yo no te amara no estaríamos así en estos momentos. En primer lugar no te habría ido a buscar con Carolina y en segundo lugar no habría terminado con ella. 

-Perdón

-Disculpas aceptadas-dice y se voltea quedando de espaldas a Lucero.

Estaba tratando de dormirse cuando escucho unos sollozos, sabia que Lucero estaba llorando y por su culpa. También sabía que por culpa del embarazo ella estaba más sensible así que debía medir sus palabras y el tono en el que le hablaba. 

-Perdóname, mi vida.-dice y la abraza por detrás

-Es que no tenemos ni 2 horas de estar bien y ya nos peleamos otra vez y todo por mi culpa... Perdóname, si?

-Olvidemos esto mejor y dame un beso

-Te amo-dice y lo besa tiernamente, solo el roce de sus labios. Se volvieron a amar una vez más y al terminar dicho acto de amor quedaron dormidos

Al día siguiente Lucero se quedó en casa mientras Fernando iba a trabajar. Ya muy tarde en la noche, a eso de las 9, se estaba preocupando mucho pues Fernando no llegaba. De repente tocan el timbre y ella va a abrir. Casi sufre un desmayo y le faltó el aire al notar el cuerpo de Fernando todo ensangrentado y golpeado tirado en frente de su puerta. Por un instante pensó que estaba muerto y no fue hasta que lo escucho quejarse que el alma le volvió al cuerpo.

-Mi amor, pero quien te hizo esto? Dice Lu ahogada en llanto y ayudándolo a pararse

-No se

-Estoy segura que fue Augusto. Tengo miedo, no quiero que te pase nada malo.

-Ya lo peor pasó, lo importante es que estoy aquí.

-Siéntate.- lo sentó en la cama y busco el botiquín de primeros auxilios. Se sentó a horcajadas sobre el y comenzó a curarlo. Fernando se quejaba mucho, pero era mejor aguantar ese dolor que después necesitar ayuda medica por infección o algo peor. 

-Chiquita, no te muevas mucho por favor. Me duelen mucho las costillas

-Vamos al hospital

-No hace falta.

-Fernando, vamos

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-Tiene dos costillas fracturadas-dice Rosana analizando las placas que le había hecho a Fernando

-Y que hacemos?

-Le voy a aplicar un vendaje y necesita guardar total reposo por dos semanas. Luego le haremos otros estudios.

-Gracias, Ros.

-Y para cuando tenemos a la nueva princesita entre nosotros?

-Como sabes que es nena?-Le dice Lu sonriendole

-Me contó Caro ayer en lo de Deya. Te extrañamos mucho.

-Me sentía un poco indispuesta.

-No me des explicaciones falsas, picarona-el rostro de Lucero se torno rojo, casi carmesí

-Bueno....

-Ya se pueden ir. Nada de esfuerzos y mucho menos levantar cosas pesadas. Le recomiendo total reposo y tú, consientelo un poco.

-Se lo prometo, doctora hahaah-dice Lu y abraza a Ros-gracias por todo. Hablamos lueguito.

Pasaron las dos semanas y Las costillas de Fenando habían sanado como habían esperado. 
Siguieron pasando los días y 2 meses, ahora Lucero estaba de 7 meses y medio de embarazo y sinceramente no veían la hora de que llegara su pequeña. Fernando y ella pasaban todos los días amándose como locos, no perdían tiempo. No había sabido nada de Augusto en todo ese tiempo y tenía miedo, miedo a que estuviera planeando hacerle daño a Fernando. O ¿Sería a ella?

-No seas tonto.

-Como le pondremos a la beba?

-No se, me gusta mucho Stephania

-Stephania Lucero

-Mi vida, ese nombre esta horrible

-Pero a mi me gusta

-Lo pensaré-Estaban a milímetros de besarse cuando sonó el celular de Lucero haciéndola estremecer.

-Bueno? Rosana? Que pasó?

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-La Dra. Rosana Vega-le pregunta Lu a una enfermera una vez dentro de la clínica

-Lu, aquí estoy

-Ros, que fue lo que pasó?

-Debes ser fuerte-pasó de mirar a Lucero a mirar a Fernando

-Larga historia, pero que pasa? Le pasó algo a Carolina?

-No Lu, es tu esposo

-Ah, ¿Que le pasó?

-Sufrió un infarto. Hicimos todo lo que pudimos, pero lamentablemente falleció, fue inútil.

-Ayy no-

Lucero se puso a llorar y Fernando la abrazó fuertemente haciendola saber que estaba ahí para ella. Hundió su cara en el pecho de el y se desahogó totalmente. No comprendía como ella podía ser tan humana... ¿Como podía sufrir así por alguien que se había propuesto a hacerla infeliz durante tantos años? Se convencía mas y mas que su mujer era perfecta.

-En la ambulancia venia con una mujer, así como de nuestra edad

-Donde esta? Ya se fue?-dice Lu borrando con sus manos el rastro de las lagrimas que había derramado

-No, esta aquí. Sígueme.

En la sala de esperad había una muchacha muy afectada. De sus ojos salían muchas lagrimas sin parar. Era de estatura mediana, pelo castaño y largo; muy bonita. 

-Hola-dice Lucero y la muchacha la miró a la cara achicando los ojos, la luz la molestaba. 

-Hola-dice con la voz entrecortada

-¿Como te llamas?

-Fiore-dice y la mira extrañada. Lucero le dedica una bella sonrisa, limpia sus lagrimas y le brinda su abrazo. Eso era lo que ella necesitaba en esos momentos de dolor, alguien en quien apoyarse. Lucero permitió que ella se desahogara en su hombro como lo había hecho anteriormente en el pecho de Fernando. Solo cuando estuvo mejor levantó su cabeza y se dispuso a hablar

-Gracias, no suelo ser tan débil. El hombre al que amaba acaba de morir y...

-Lo se. Por que no me cuentas? Que eras suyo?

-Su novia, llevábamos saliendo unos 2 meses

-Y que edad tienes?

-22. ¿Conocía a Augusto?

-Si

-Que era? Su amiga?

-No, era su esposa

-Esposa? Ayy le juro que nunca me dijo que era casado. Según el yo era el amor de su vida

-Y estoy segura que era cierto. Mira, nuestro matrimonio estaba destrozado

-Y ese bebe...

-Mi bebé? Tranquila, su papá es mi novio

-Estaban divorciados?

-No, pero digamos que era complicado. Cuéntame que le paso-la chica se pinto de rojo

-Es que estábamos haciendo el amor y de repente dejo de respirar. No se, todo fue tan rápido q..ue

-Ya, olvídalo. No fue tu culpa

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-Fer, la chica me parte el alma-dice mientras pasa a su casa 

-Bueno, mi amor, no podemos hacer nada. A todos nos toca morir alguna vez

-Si, mi amor, pero si tu te me mueres yo me voy contigo.

-No pienses en eso ahora. Ven, vamos a la cama

-Dormiremos tan temprano?

-Dormir? Yo te pienso amar toda la noche.