-Le dije que nada de emociones fuertes, señor Colunga-dice la doctora luego de aplicarle un sedante a Lu y que ésta se haya quedado dormida.
-Tuvo una pesadilla, no fue algo que yo hubiese podido controlar. ¿Hay alguna posibilidad de que me la pueda llevar a mi casa con una enfermera y que la observen allá?
-Si, pero prefiero ser yo misma quien la chequee las próximas 24 horas. No me gusta arriesgar a mis pacientes.
-Está bien, gracias otra vez, Doctora.
-Es mi trabajo, buenas noches.
**************
-¿Fer?-dice Lu más dormida que despierta
-Buenos días, mi princesa, ¿cómo te sientes?
-Bien, tranquila, ¿qué pasó?
-Estabas muy nerviosa, tuvieron que aplicarte un tranquilizante
-Tengo hambre
-Buena señal, hace rato te trajeron comida, pero ya se puso fría. ¿Se te antoja algo, para ir a comprarlo?
-Si
-¿Qué?
-Un beso tuyo
-Eso es fácil-dice para luego tomar sus labios
-Que rico-dice Lu al romper el beso
-¿Y de comida?
-No sé, sorpréndeme.
-Mañana sale el divorcio
-¿De verdad?
-Me pediste que te sorprendiera-dice riéndose- pero si, de verdad.
-Por fin podremos casarnos.-dice comenzando a llorar
-Si, pero no quiero que llores, princesa.
-Es que Fer, tengo más de seis años esperando este momento. Nadie podría entender lo que siento
-Claro que si, yo te entiendo porque me siento exactamente igual
-Dame otro beso-dice atrayendo la cara de Fer hacia la suya y fundiendo sus labios en un beso que de delicado, no tenía nada.
**************
-¿Te volviste loca?-pregunta alarmada al escuchar el plan que llevaría a cabo su compañera
-Claro que no. La quiero muerta y si no quiero dejar rastros, lo tengo que hacer yo misma y tu me vas a ayudar.
-Por supuesto que no. Yo también la odio, pero matarla ya es demasiado.
-¿Qué parte de "tu me vas a ayudar" no entendiste? No tienes opción.
-Y si no lo hago ¿qué?
-Te mato a ti también
-Tu me pones un dedo encima y no lo cuentas. ¿Se te olvida que quien manda aquí soy yo?
-¿A cuantas personas has matado?
-No he tenido la necesidad. Pero sé que tu tampoco lo has hecho.
-¿Cómo puedes estar tan segura?-dice con una sonrisa maquiavelica
-¿Qué hiciste?
-Preguntale a Miguel. Ah, no, no puedes, pues los muertos no hablan.
-¿Mataste a Miguel?-dice estupefacta
-Si, lo maté. El no tuvo que haberle contado la verdad a Fernando, lo hizo y pagó las consecuencias.
-O sea que lo que dijo era cierto... Oliver no es mi nieto.
-Por supuesto que no. Eso solo lo inventé para amarrar a Fernando, estaba con la estúpida esa y su bastardita. No me iba a casar con un muerto de hambre que trabaja en un gimnasio. Por supuesto que no.
-¡Eres una maldita arpía!
-Podré ser todo lo que usted quiera, no me importa. Y me va a ayudar a matar a la estúpida de Lucero y si no, la mato a ella y después la mato a usted.
-¿Qué hiciste con el cuerpo de Miguel?
-¿A usted qué le importa?
-No quiero problemas con la ley por matar a la zorra.
-Veo que decidiste ayudarme
-Me pusiste entre la espada y la pared.
****************
-¿Fer?
-¿Qué pasa, amor?
-¿Me traes a mi chiquita?
-No, amor. Te puede contagiar.
-Si aquí no me ha pasado nada, con que ella esté acá tampoco pasará
-Está bien, Fiore viene, le diré que la traiga.
-Compermiso-dice la doctora al entrar a la habitación.
-Buenas tardes, doctora.
-Tengo que revisar que todo esté bien para así proceder a darte el alta-dice la doctora colocando en el brazo de Lucero un aparato para medir la presión-Debes guardar reposo total durante unos 10 días y tomar unas vitaminas que voy a recetarte en unos minutos.
*****************
-¿Para qué lo contrataste?
-Voy a hacer que sufra antes de morir
-¿Qué vas a hacer?
-Nuestra Lucerito será violada y golpeada, para cerrar el espectaculo con un final de muerte
-Es demasiado. Está embarazada.
-Yo también estoy embarazada.
-¿Y?
-Nada, solo quería recordarte que le vi la cara a tu hijo dos veces.
-Te detesto
-Si, bueno, no me interesa. Vas a hacer lo que yo diga. Pregúntale a Fernando cuando le dan el alta.
-Te irás al infierno.
-Te encontraré ahí. Dime, ¿cómo pudiste hacerle tantas maldades a tu única nieta?
-Lo dices como si nunca le hubieses hecho nada.
-Yo no soy su abuela
-Yo no soy quien pretende dejarla huérfana...
-No, pero vas a ayudarme a hacerlo, así que contribuyes a su dolor.
-Te odio, eres una maldita
-No me importa-dice entre risas-ve a hacer lo que te dije
****************
Ya iba entrando la noche y el cielo pintaba colores hermosos. Fernando iba en su auto, dirigiendose a casa, con una gran sonrisa plasmada en la cara. Su bonita iba durmiendo a su lado, lo que indicaba que ella estaba bien. Una buena noticia. Llegando a la casa y al no querer despertarla, se bajó del auto para abrir la puerta. Tomo el bolso que contenía la ropa que ella había usado mientras había estado en el hospital y se encaminó hacia la casa. Dejó el bolso en el sillón de la sala y salió por Lucero. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? El auto y Lucero no estaban donde los había dejado. Exasperado corrió hacia allá como si tuviera la esperanza de que se hubiese vuelto invisible. Miró a todos lados, pero no estaba. Miró al suelo y vio un papel, se acercó y lo tomó en sus manos. Sintió que le faltaba el aire, no podía estar pasando.
«Esperamos que te hayas despedido de tu amorcito, pues no la volverás a ver en toda tu vida.»
Fernando cae de rodillas llorando. Si la mataban, el moría con ella, pero no. El no iba a permitir eso, el iba a rescatarla. Arrugo la nota y se levantó del suelo. Entro en el auto de Lucero y salió disparado a la estación de policías
****************
Lucero despierta de su sueño, extrañada pues ya habían pasado demasiado tiempo en camino a su casa.
-¿Amor?-dice estrujandose los ojos-¿Mi vida?
Ella se estiraba, pero Fer no le respondía lo que le extrañó todavía mucho más. Abrió los ojos para guiarse mejor y el homvre que estaba a su lado definitivamente no era su prometido.
-¿Quién es usted?-dice arrinconandose en contra de la puerta
-Si sabes lo que te conviene, te vas a quedar calladita.
-¿Donde está mi novio?-pregunta Lu, mientras lagrimas rodaban por sus mejillas
-Yo soy, digamos que el último hombre que va a disfrutar de tu hermoso cuerpecito
-No, por favor-dice llorando más fuerte-quédate con el auto. Te doy todo el dinero que quieras, joyas, pero por favor déjame ir. Tengo una hija chiquita, estoy embarazada...
-¿De verdad? Pensé que te habías tragado dos sandías. Ahora, cállate o te mato antes de llegar a nuestro destino.