domingo, 16 de marzo de 2014

Capítulo 46-Final

Y que llegamos al final de esta historia!!! El capítulo esta bastante larguito, pero espero que les guste de corazon. Gracias por haber aguantado los mil años que tarde en subir los caps y sobretodo gracias por sus comentarios, por su apoyo y por acompañarme hasta acá. Gracias! De verdad que quiero mencionarlas a todas, pero no quiero que se me quede ninguna, asi que tu, la que esta leyendo esto ahorita, gracias por todo<3 Habrá un epilogo que ya esta en proceso, prometo tenerlo listo prontisimo hahahaha! Bueno, les dejo leer el cap, que lo disfruten!

-Yo voy-dice Fer luego del suspiro de frustración de Lucero al escuchar el llanto de la bebé.

-Le acabo de dar de comer-dice Lu medio dormida

-Descansa, princesa, yo me hago cargo-dice dándole un beso en la frente-te amo

-Yo también te amo-dice antes de volver a caer en los brazos de Morfeo

Habían pasado dos semanas solamente y Alejandra lo hacía parecer dos meses. Lloraba mucho, comía el doble y no se dormía facilmente. Fernando se hacía cargo de ella todo el día pues sabía que Lucero no podía cansarse mucho.

Entró a la habitación de la cual salía el fuerte llanto, se acercó a la cunita de Alejandra y la tomó en sus brazos.

-Me recuerdas mucho a tu hermana-le dice a la nena que lo miraba directo a los ojos-¿sabes? Ella, igual que tu, lloraba mucho, mucho. Pero en ese entonces papá se comportó como un completo idiota con mamá por eso. ¿Puedes creerlo? Era una bebé lógicamente tenia que llorar mucho...

-Papi...-dice Steph desde la puerta

-¿Qué pasa princesa?

-Es que tuve una pesadilla y no quiero-dice la nena cubriendose el rostró con sus pequeñas manos y desatando un llanto amargo

-Ven princesa, ¿quieres contarle a papá?-dice sentándola en sus piernas

-Si. Es que soñé que estaban tu y mi mami en un cuarto blanco y mi mami gritaba de dolor. Tu le decías que no te dejara y luego llorabas porque mi mami se murió y no quiero que eso pase-dice la nena llorando más fuerte.

-Princesa, eso no va a pasarle a mami. Ella va a estar con nosotros siempre, te lo prometo.

-Papi, por favor, no dejes que mi mami se muera.

-Claro que no, mi amor, vas a ver que todo estará bien. Vamos a la cama.-dice Fer poniendo a la bebé en su camita.

-No quiero, tengo miedo

-Te voy a abrazar hasta que te duermas

-Está bien, pero no me dejes solita hasta que esté muy dormida

-No estarás sola, tu hermano estará contigo.

-Papi, Oliver no puede hacer que se me vaya el miedo, solo tu.

-¿Quieres dormir con mamá y conmigo esta noche?

-Si

-Vamos-dice levantándola del suelo y de repente escuchan un grito lleno de dolor proveniente de la habitación que compartían. Fernando y la nena se miraron a los ojos y Fer salió corriendo en dirección a la habitación-¿Qué pasó?

-Ya viene

-¿Quién viene?-pregunta la nena

-¡Fernando, haz algo! No te quedes parado como un idiota y llevame al hospital

-Pero estás de ocho meses...

-¡Eso ya no importa!

-Princesa-dice saliendo del trance colocando a Steph en el suelo y ayudando a Lu a salir de la cama-ve con tu abuela y dile que los mellizos están por nacer. Y luego ve a la habitación de tu tía y duérmete con ella ¿si?

-Si, papi...

-Fernando, Alejandra no puede quedarse sola-dice con mucha dificultad debido al dolor de una contracción

-Estará con Fiore

-Fernando, no. Llévala, mi mamá estará ahí para cuidarla.

-Lucero-dice doña Fernanda entrando a la habitación-¿Qué pasó?

-Ya vienen! Toma a Alejandra... Vámonos por favor

El tiempo transcurría mientras Lucero esperaba en la sala de partos el momento de que nacieran. Fernando estaba a su lado sujetándole la mano en todo momento y de vez en cuando besaba su frente. Lucero no lucía bien, estaba pálida y se había quedado dormida. Se estaba poniendo muy nervioso.

-¿Doctor?

-¿Si, Señor Colunga?

-¿Qué le pasa a Lucero?

-¿La señora no lo puso al tanto de la situación?

-No, ¿qué pasa?

-En la tarde que vino a revisión le detecté preeclampsia

-¿Qué dice?-Grita Fernando

-Íbamos a intentar controlarla bajo la responsabilidad de la señora. Yo quería inducirla al parto de inmediato, pero ella no quiso.

-A ver, ¿esto es ético? ¡Pude haber perdido a mi mujer y mis hijos por negligencia suya!

-Yo no puedo hacer algo en contra de la voluntad de mi paciente

-Doctor, si tiene que decidir entre la vida de mi mujer y mis hijos, sálvela a ella.

-Fernando, no, mis bebés...-dice Lu

-No

-Fer, por favor, mi vida

-Lucero, no, no voy a cambiar mi decisión. No quiero perderte, me moriría...

-Yo voy a estar bien

-Lo sé, sé que si

-Te amo-dice cerrando los ojos nuevamente para caer en un profundo sueño.

-Doctor, vi a la mamá de mis sobrinos morir hace dos semanas y estaba en el mismo cuadro que Lucero, igual con ocho meses solamente... Pase lo que pase, vele siempre por su vida.

-Necesito que me firme unos papeles

                        ********

-Lucero-dice el doctor moviéndola levemente para sacarla del sueño en el que estaba metida-¿Crees que puedas pujar? ¿Tienes la fuerza suficiente?

-Si

-¿Estás segura?

-Si

-Muy bien, cuando sientas una contracción, puja lo más fuerte que puedas

-Estoy contigo, mi amor-le susurra Fer al oido mientras ella puja por primera vez y al sentir que ella le apretaba la mano

-Lo estás haciendo bien Lucero, sigue pujando

-Me duele-dice Lu con la respiración muy agitada para seguir pujando

-Vamos, Lucero, un poco más, ya viene

-No puedo-dice soltando unas lagrimas

-Ya veo la cabecita, ¡puja!

La habitación se inundó de un fuerte llanto, la niña nació primero. Tenía cabello negro, era gordita y rosadita. Era la bebé más hermosa del mundo.

-Mi amor, no puedo tener al otro, siento que me voy…

-No, ¡no puedes irte! Te amo, mi vida, no puedes irte-dice Fernando aterrado-¡Haga algo, doctor!

-Vamos a practicarle una cesárea de emergencia.

-¿Eso hará que ella viva?

-No puedo responderle eso, nada es seguro, pero es lo único que puedo hacer

-Le dije que la salvara a ella-dice Fer alzando al doctor por el cuello de la camisa.

-Sáquenlo de aquí-dice el doctor a unos de sus ayudantes antes de comenzar a reanimar a Lucero luego que el marcapasos indicara que su corazón había dejado de latir

-Lucero-gritaba Fer- No me dejes, por favor. Te amo, no puedes morir...

Parecía que el tiempo se había detenido. No hacía más que llorar. No sabía nada de su bonita, ni de sus hijos y se estaba desesperando, de verdad necesitaba que le dijeran algo pronto o se suicidaría.

-Por favor, Diosito, no te lleves a mi Lucero. Tu sabes que sin ella yo no soy nada. Tenemos 5 hijos, 3 de ellos la esperan en casa y los otros 2 acaban de nacer. No puedes negarles el crecer con su mamá. Por favor. Sé que la promesa que te hice a cambio de que salvaras a mi hijo no la he cumplido por completo, pero prometo que lo haré. Por favor, déjamela por mucho tiempo más, tenemos demasiado por vivir y ella tiene que ver a los niños crecer. Llévame a mi, pero déjala a ella...

¿Qué habría pasado ahí dentro? Ella tenía que sobrevivir, si no ¿Qué pasaría? Tendría que criar completamente solo a sus hijos y no solo eso, cada que mirara a Steph la recordaría y eso terminaría por matarlo de dolor. ¿Podría amar a sus dos bebes sabiendo que por ellos el amor de su vida había muerto? No sabía la respuesta, lo lógico era que lo hiciera pues ellos no tenían la culpa, pero ¿Podría? La incertidumbre lo estaba matando, el tic tac del reloj no paraba de sonar, las horas no paraban de pasar, pero ¿había pasado tanto tiempo realmente? No, solo había pasado una hora y media que parecían días.

-Señor Colunga

-¿Pudo salvarla?

-Si, pero está muy delicada. La tuvimos que pasar a la UCI.

-¿Mis hijos?

-Acompáñeme a mi consultorio-dice caminando hacia allí.-siéntese

-¿Cómo están?

-La niña está muy saludable, mañana la pasaremos a maternidad, cuidados normales. Del niño lamentablemente no puedo decir lo mismo.

-¿Qué le pasa?

-Hicimos lo que pudimos

-¿Está muerto?-pregunta Fernando en shock

-No, pero es posible que sea ciego. En su caso ceguera puede ser temporal o permanente, eso solo el tiempo puede decirlo y no sabremos hasta dentro de unos meses si paso así o no. Lo lamento mucho, la verdad hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos por salvarlos a los dos.

-¿Lucero va a vivir?

-No puedo decirle si o no, pero esta mejor, aunque sigue delicada.

-¿Puedo verla?

-No hasta mañana.

-Gracias, doctor.

                           ****

-Me duele todo, llevo mucho tiempo dormida, pero sigo cansada. Supongo que estoy en la clínica, pero solo me acuerdo haber tenido a mi Katia, nada de Nicolas. Me pregunto como estarán mis chiquitos, sigo sin verlos. Mi princesa, Alejandra, Oliver, también necesito verlos. Tal vez Fernando los trajo mientras dormía-piensa Lucero-Hora de despertar, floja.

-Señora Hogaza, es bueno tenerla de vuelta

-¿Qué pasó? ¿Mis bebés...?

-Ellos están bien, usted no.

-¿Qué me pasa? Yo me siento bien...

-Llamaré a su doctor-la enfermera salió dejándola sola nuevamente. ¿Por qué no recordaba nada?

-Buenos días, Lucero. ¿Cómo te sientes?

-Bien, doctor.

-¿Mareada? ¿Débil? ¿Cansada? ¿Normal?

-No, solo un poco cansada, pero me siento bien. Normal.

-¿Qué es lo último que recuerdas?

-El nacimiento de mi niña. Doctor, ¿cómo están mis hijos?

-Ellos están bien, tu no

-Es la segunda vez que me dicen eso, ¿Qué tengo?

-Lucero, estuviste muerta por casi un minuto

-¿Qué? ¿Qué me pasó?

-Un paro cardíaco

-Pero mi niño no había nacido. Necesito verlo-dice Lu en ademan de pararse

-Tranquila-dice el doctor deteniéndola- el bebé está mucho mejor de lo que esperaba, el está bien.

-No lo estará diciendo para que no salga corriendo como una loca, ¿o si?

-No, Lucero. Me preocupas tu más que él.

-¿Tan grave es lo que tengo?

-Aún no estás fuera de peligro, tenemos que mantenerte bajo observación por 72 horas

-¿Puedo morir?

-Si

-Quiero ver a Fernando, por favor

-Lo haré pasar en cuanto termine de revisarte-dice colocándole un aparato de medir la presión-No te muevas

                         ******

-Fer, mi hija va a estar bien

-No lo sé, necesito verla, que me digan como está todo...

-Ten paciencia, mi chiquita es fuerte

-Fernanda, Lucero ya no es una niña-dice riendo

-Lo sé, pero siempre será mi bebé, aunque tenga 100 años

-Se va a querer morir cuando sepa lo de Nicolás

-Mi niña no merece sufrir tanto.

-Lo sé, te juro que preferiría cargar yo solo con todo el dolor y hacer que ella sea feliz. Lo merece mas que nadie...

-No es seguro lo del bebé

-No, pero es lo más posible y prefiero no descartarlo

-Yo tengo fe en Dios, eso no va a pasar

-Buenos días-

-¿Qué haces tu aquí?-dice Fer al ver de quien se trataba

-Vine a ver a mi hermana

-Bien sabes que ni ella, ni yo te queremos cerca, maldita arpía

===Flashback===

-Hermanita, ¿podrías ir por agua a la cocina para tomarme las vitaminas, por favor?

-Si-dice levantándose del sillón. Al entrar la cocina se encontró con Fernando preparando la cena y sin mas posó sus manos sobre sus nalgas dandole un leve apretón

-Pero que... ¿Qué haces, maldita sea?-dice Fer apartandose inmediatamente

-Desearte como una loca

-Estás casada, mi mujer es tu hermana y aparte yo no te deseo

-Sebastián me engaña, me da igual Lucero y aparte soy rubia, mis ojos son azules, soy el sueño de todo hombre

-Mi único sueño es Lucero

-Pero está gorda y fea

-Primero, no está gorda, está embarazada y segundo, es la mujer más hermosa que hay en este mundo

-No más que yo. Anda, no te vas a arrepentir, además ella no se va a enterar y si se lo dices, yo negaré todo a ver a quien le cree. ¿Te arriesgarás a que mi hermana te deje?

-Lárgate de mi casa-dice Lucero desde la puerta de la cocina-No te quiero volver a ver otra vez en mi vida!

-Lucero, yo...

-¡Que te largues!-Le grita notablemente molesta

==================

-Vete de aquí

-No me iré hasta verla y a mis sobrinos

-Mi mujer está en la UCI y a mis hijos no los vas a ver. Vete de aquí

-Fer, cálmate-dice doña Fernanda-señorita, retírese por favor

-Es mi hermana

-No pensó lo mismo cuando se le lanzó a su prometido sin importarle lo que ella pudiera sentir, ¿o si?

-Esto no se queda así-dice saliendo de la sala

-No puedo creer que sea tan cínica

-Y no sabe nada...

-Señor Colunga...

-Doctor, buenos días-dice estrechándole la mano-¿Como está mi Lucero?

-Lucero ha mejorado bastante, pero aún no está fuera de peligro. Me pidió verlo

-¿Puedo pasar?

-Si, pero no puede quedarse mucho tiempo. Venga conmigo.

                         *****

-Mi reina-dice Fer sentándose a su lado y tomando su mano entre las suyas

-Mi vida-dice sonriéndole

-Te amo, princesa

-Yo también, mi amor-dice acariciándole la mejilla derecha

-¿Cómo te sientes?

-Bien, tranquila. ¿Y los bebés?

-¡Hermosos! La nena sacó todo de ti, de mi solo el cabello. El niño es igual a mi cuando era un bebé... No pudieron salirnos más lindos.

-Mi amor, quiero que me prometas algo

-Dime

-Si yo no lo logro, tienes que cuidar a todos nuestros hijos y vas a buscar a otra mujer que te quiera y los críe contigo.

-No, tu vas a estar bien

-Yo lo sé, mi vida. Pero solo Dios sabe lo que va a pasar y si él quiere que yo me vaya, tengo que asegurarme que vas a hacer lo que te pido.

-Te lo prometo, princesa, pero vas a estar bien, yo sé que si. No puedes dejarnos...

-Señor, ya tiene que salir-dice una enfermera desde la puerta de la habitación

-Te amo-dice Lu dedicándole una sonrisa

-Te amo más-dice tomando su cara entre sus manos y uniendo sus labios en un tierno beso

-Señor...

-Te amo-dice saliendo de la habitación

-¿Cómo te sientes?-dice la misma enfermera inyectando un medicamento al suero

-La verdad me siento muy mal, tenía que disimular ante él.

-¿Qué sientes?

-Me duele el vientre y siento como si me pasó un tren por encima.

-Es normal, linda. Se irá pasando con los días. Tus bebés son muy bonitos, felicidades.

-Gracias, la verdad me ilusiona verlos pronto-dice con una sonrisa medio triste en la cara

-Estás mejorando, pero debes tener paciencia

-¿Crees que sobreviva? Tengo cinco hijos pequeños, no puedo morirme

-¿Cinco? ¿Y a que edad comenzaste a tenerlos?-pregunta la enfermera en broma

-Solo tres de esos cinco son mios, mi princesa, Steph, tiene cinco años y los mellizos que nacieron ayer

-¿Ayer?

-Si

-Lucero, eso fue hace una semana y media

-¿Cómo? Eso no es posible.

-Estuviste en coma, ¿No te habían dicho?

-No puedo creerlo

-Pero ya estás mucho mejor, creo que tres días más estarás en observación

-Quiero ver a mis hijos... ¿Qué si me muero?

-No pasará eso, vas a estar bien.

                           *****

-Papi-grita Steph al correr a los brazos de su papá- ¿y mi mamá?

-Mamá ya está bien-dice levantándola del suelo y besando su mejilla-¿Qué haces despierta a esta hora?

-Estoy esperando a mi tía Fiore para dormirme con ella. Extraño a mi mamita y ya quiero verla

-¿Quieres dormir con papá?

-Siii! Pero papi...

-Dime

-Cuando me quede dormidita quiero que te vayas a cuidar a mi mami.

-Princesa, esta noche me quedaré a cuidarte a ti y a Val y a Oliver

-Papi, quiero devolver a Alejandra a la tienda donde la compraron porque llora demasiado.

-Bebé, eso no puedes hacerlo con tu hermanita. Los bebés no se compran en tiendas, se hacen con mucho amor

-¿Cómo se hacen los bebés?

-Princesa, es tarde, vamos a la cama

-Está bien, pero primero dime como se hacen los bebés

-Mañana, vamos a dormir. ¿Te lavaste los dientes?

-Si

-¿Te bañaste?

-También. Pá...

-Dime

-¿Cuándo voy a ver a mi mamá?

-No lo sé, princesa. Pero será pronto, te lo prometo. ¿a donde fue tu tía?

-No sé, salió con el papi de su bebé

-¿Fiore está embarazada?

-Papi, solo tengo cinco años, no sé

-¿Entonces porqué dices que salió con el papá de su bebé?

-Porque ayer vino y yo los espié y el le dio un besito en la boca y mi mami me dijo que eso solo lo hacen los papás

-Ay, chiquita, no sabes como te amo-dice entre risas y muriendo de ternura

-¿Me lees un cuento, papito?

-¿Cuál quieres hoy?

-La Bella Durmiente

-Está bien

                       ********

En un auto, cerca de la mansión Colunga-Hogaza, se encontraba en un auto, una pareja de enamorados compartiendo besos y caricias. Cualquiera que los viera podría decir que era una pareja de recién casados, pero la realidad distaba de eso. Ella, una mujer soltera y él un hombre que tristemente estaba casado y con una hija. Pero ¿acaso importaba? Se amaban, eso era lo importante en ese momento.

-Esto está muy mal-dice ella separándose de él.

-Lo sé, pero te amo.

-Eres un hombre casado

-Si, pero ya pedí el divorcio, solo quiero estar contigo

-¿Y tu hija?

-Seguirá siendo mía, solo que sus padres estarán separados

-¿Por qué te enamoraste de mi si durante años se notaba que la amabas?

-Porque ella cambió, exigía cosas que yo no podía darle, se volvió fría y mala persona. Ya no la soporto más.-dice, pero es interrumpido por el celular de ella

-¿Bueno?-contesta

-¿Fiorela?-dice un hombre del otro lado de la línea

-¡Fer! ¿Qué pasó? ¿Está Lucero bien?

-Si, está bien, te marco para preguntarte si te tardas, estoy en casa.

-No, ya voy llegando. ¿Está todo bien?

-Si, ¿te espero despierto o tienes llaves?

-Todo bien, ve a dormir.

-Está bien, buenas noches.

-Chau

-¿Qué quería Fernando?

-¿Estás celosito? Yo solo a ti te amo. Fer es como mi hermano.

-Lo sé, te amo.

-¿Vas a pelear la custodia de la nena?

-No, ella va a estar bien con su mamá. De igual manera supongo que será custodia compartida.

-Eres muy buen hombre, mi cielo.

-Te amo.

-Yo también.

-Llegamos. ¿Te acompaño?

-Si, Fer debe estar dormido así que no creo que nos vea. No quiero que nadie sepa lo nuestro hasta que te divorcies.

-Estoy de acuerdo...

-¿Quieres algo de tomar?-dice abriendo la puerta de la casa y entrando en ella.

-No, estoy bien

-No lo puedo creer-dice Fer saliendo de la cocina-¿tu eres el novio de Fiore?

-Fer, yo puedo explicarte...

-¿Un hombre casado? ¿Qué te pasa, Fiorela?

-Fernando, el se va a divorciar

-¿Te das cuenta que es el esposo de la hermana de mi mujer?

-Si, pero aquí a ella nadie la quiere. Es más, Lucero y tu no quieren saber de ella...

-¡Eso no lo hace mejor!

-Fernando, cálmate, ¿si? Ella y yo ya estamos en tramites de divorcio. Estoy consciente de que esto está mal, pero yo amo a Fiorela. Quiero compartir el resto de mi vida con ella y no me preguntes como pasó, porque sinceramente no lo sé. Mi esposa y yo ya no compartimos casa, nos separamos hace mucho y nos vamos a divorciar dentro de muy poco. Pero por favor, que quede entre los tres hasta que yo sea libre...

-Una sola cosa te voy a decir... Si la haces sufrir, te voy a romper la cara-dice Fer y Fiore se lanza en sus brazos

-La cuidaré con mi vida, lo prometo.

-Ya vete de mi casa, no estoy de acuerdo con nada de esto.

-Fer, yo...-dice ella una vez quedaron solos-gracias, en serio. Desde que murió Augusto no me había sentido tan feliz y amada. Sé que está mal, pero me enamoré de él. No sé que tengo, siempre me enamoro de hombres casados...

-Solo cuidate, ¿si?

-Lo prometo. ¿Cómo está Lu?

-Mejorando. ¿Sabes que mi hija te vio besar a tu novio?

-No es cierto-dice abriendo los ojos como platos

-Debes ser más cuidadosa

-Lo sé, lo siento. ¿A qué hora te irás a la clínica?

-Desde que amanezca

-Quiero ir contigo

-Nadie puede verla aún, pero los bebés vienen mañana

-¿El niño ya está bien?

-Aún no se sabe. Dentro de unos meses sabremos con certezas si pasó algo o no.

-Espero que todo esté bien.

-Yo también, Fio, yo también.

                          *****

-Lucero, ya estás bien. Mejoraste sorprendentemente. Te vamos a pasar a una habitación regular.

                          *****

-Buenos días, doctor.

-Señor Colunga, que bueno que lo veo

-¿Cómo está Lucero?

-Ella ya está bien, la pasamos a una habitación regular. Dentro de unos minutos conocerá a sus hijos.

-¡Perfecto! ¿Puedo verla?

-Si, le pediré a una enfermera que lo lleve ahí

-Muchas gracias.

                          *****

-Niños, quedense aquí, voy por el telefono-dice Doña Fer a Oliver y Steph que jugaban en la sala. Suena el timbre y la muchacha abre la puerta dejando pasar a doña Margarita.

-Hola, mis niños-dice cariñosamente. Oliver se levanta y va a abrazarla mientras que Steph solo dirige la mirada al suelo.-Traje helado

-¿De chocolate?-pregunta Oliver

-Si, mi niño. Ve por cucharas y vasos para servirles.

-Si, abuelita-dice y se va a la cocina corriendo

-Steph, mi chiquita, ¿no quieres helado?

-Si, pero seguro no trajiste para mi.

-Por supuesto que si, traje para los dos.

-Bueno...

-Princesa, mírame-le pide y ella lo hace-Quiero pedirte perdón por ser tan mala abuelita contigo. Te amo, mi niña, espero de verdad que puedas perdonarme.

-Con una condición

-¿Cuál?

-Que me quieras, no te olvides de mi cumpleaños y que no me hagas sentir que quieres más a mi hermano.

-Más de una condición, pero te lo prometo, princesa. ¿Me das un abrazo?-no había terminado la oración cuando la nena ya estaba abrazándola por el cuello. Le dio un beso en la cabecita y la abrazó con fuerza, era la primera vez que lo hacía y se sentía muy feliz.

                           *****

Fernando ingresó en la habitación. Llevaba un ramo de rosas rojas, sus favoritas. Lo primero que vio fue a su futura esposa arrullando a su pequeña hija a la vez que sonreía y derramaba unas cuantas lágrimas. Era una imagen que jamás olvidaría. En ese momento lo embargaba una felicidad inexplicable, completa.

-¿Princesa?

-Míralos, Fer. ¿No son perfectos?

-Totalmente.

-Los amo. Te amo. Por fin somos felices.

-Yo te amo más, eres mi vida.

-Me da miedo que sea un sueño y que al despertar siga sola y desdichada...

-Mi amor, esta es nuestra realidad, es nuestro cuento. Te amo más que a mi vida.-dice besando sus labios-gracias por darme a nuestros hermosos hijos y por ser la razón de mi existir...

-Te amo-dice llorando y con una hermosa y gran sonrisa en su rostro

-Anoche tu hija me preguntó como se hacen los bebés

-No puede ser-dice rompiendo en carcajadas-No sé de donde saca las cosas

-Me puso en un momento realmente incomodo

-¿Qué le dijiste?

-Nada, la mandé a la cama.

-Ay, mi niña. Crece demasiado rápido.

-Lo sé. Es perfecta.

-¿Cómo están los tres?

-Bien, extrañandote.

-Yo a ellos como no tienes una idea.

-Mañana ya nos vamos

-¡Era hora! Debo tener como un mes en abstinencia

-Algo me dice que voy a disfrutar mucho tu regreso a casa-dice uniendo sus labios a los de ella en un beso lento, pero lleno de amor.

                           *****
-Ya llegaron- grita Steph corriendo por toda la casa reuniendo a su familia, el día que estuvo esperando desde la noche en que su mamita se fue de casa con un dolor espantoso había por fin llegado. Volvería a ver a su mama y conocería a sus hermanitos, todo era perfecto. La puerta se abrió y salió corriendo y se abrazo a las piernas de su mami-Mamita, no vuelvas a dejarme nunca por favor.

-Princesa-dice poniéndose a su altura, besándole la mejilla y abrazándola con un brazo, pues en el otro traía a la pequeña Katia.

-¿Esta es mi hermanita?

-Sí, princesa. Esta es Katia.

-Está muy linda, mami. ¿Se parece a mí?

-Si, pequeña, se parece mucho a ti cuando naciste

-La quiero mucho, mami. Pero no me vuelvas a dejar…

-No, mi amor. Te amo.

-Yo también, mamita.

Lucero se incorpora y mira hacia Oliver que estaba solo en una esquina, llorando en silencio mientras el resto de la familia estaba encantada con los bebes. Le dio la nena a su mama y fue hacia el niño.

-Mi amor, ¿qué pasa?

-Nadie me quiere

-¿Por qué dices eso?-dice arrodillándose frente a el

-Mi mamita se murió, mi papi ya no juega conmigo casi y tu quieres a mis hermanos porque ellos si son tus hijos y yo no

-Mi niño-dice abrazándolo, Oliver rompe en llanto-Nadie va a reemplazar a tu mama nunca, pero yo voy a ser como su sustituta. Te voy a dar todo mi amor, como a tus hermanitos y te prometo que voy a estar siempre para cuidarte y velar por ti

-Eres muy buena y muy linda

-Ahora seré tu nueva mami. Ya no llores mas ¿si?-dice dándole un besito en la mejilla y secando sus lágrimas

-Lucero…

-Dime

-¿Te puedo llamar mama?

-Nada me gustaría más, mi amor. Ahora ven, vamos a que conozcas a tus nuevos hermanitos-dice incorporándose del suelo y llevándolo de la mano. La imagen de la familia era perfecta, estaban todos juntos y felices… El sueño de cualquier persona

                       *********

El día había llegado. Caminar por ese pasillo la llenaba de emoción. Sus hijos más grandes caminaban primeros en la fila, luego venía su corte de damas y sus parejas y hasta al final venía ella. Estaba tan nerviosa y eso que aún no había visto la cara del que iba a ser su esposo. Quería salir corriendo, pero ¿para qué? Toda su vida había esperado ese momento y con toda su vida se refería a los últimos seis años. Seguía avanzando y ¡Dios! Ahí estaba él. Se veía mucho más guapo de lo que esperaba. Ella se sentía una princesa de cuentos, su vestido con encaje, maquillaje sutil pero hermoso y su cabello recogido en un hermoso moño. El, estaba a su altura, parecía el príncipe azul que soñó desde niña y realmente lo era, era perfecto. La ceremonia pasó con asombrosa rapidez, las lágrimas se hicieron presentes. El sueño que había tenido desde que conoció a aquel hombre que entró a su vida como un simple jardinero, se estaba haciendo realidad. Sus cinco hijos estaban siendo testigos de aquella hermosa unión. No más pesadillas, no más malos tragos, solo felicidad y momentos hermosos con su ahora esposo.

-Por el poder que me confiere la santa iglesia, yo los declaro marido y mujer hasta que la muerte los separe. Fernando, puedes besar a la novia.

-Para siempre...-le dice él mirándola a los ojos

-Para siempre-dice ella

Y así lo hizo, unió sus labios en un beso que llevaba una promesa. Se besaron con muchas ganas y a la vez los invitados comenzaban a aplaudir. Ahora estarían juntos para siempre, para la eternidad... ¿O no?