viernes, 17 de enero de 2014

Capítulo 44

Duraron aproximadamente una hora más de camino y se adentraron en un pueblito pequeño y pobre. Al mirar por la ventana, vio niños jugando a los vaqueros con palos de escoba, pretendiendo que eran sus caballos. Vio ancianos tomando café sentados en la puerta de sus casas, herreros trabajando; gente normal, en un día normal. Para ella era diferente, el peor día de su vida. La habían llevado lejos de su familia. Lejos de su princesa y el amor de su vida. Quizá, solo quizá, correría con un poco de suerte y el tipo pedía rescate por ella. Si, tal vez... guardaba esa esperanza. Por lo pronto rezaba a Dios y todos los santos por su bienestar y el de sus pequeños bebés.

-No te muevas-dice el tipo desmontandose del auto y abriendo la puerta de una casa que parecía abandonada. Estaba sucia y las paredes llenas de moho. Era un asco.-Vamos, sal de ahí.

Lucero salió del auto y acto seguido, el tipo le ató las manos fuertemente. La metió a la sucia casa bruscamente y la tiró al suelo. Lucero miró hacia arriba y se encontró con un rostro familiar... Estaba perdida.

-¿Usted?¿Ahora qué quiere?

-Acabar contigo.

-¿Van a ser capaces de matarme estando embarazada?-dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas otra vez.

-No es algo que está en mis manos.

-¿Entonces?¿Qué le hice?¿Por qué me odia tanto?

-Engañaste a mi hijo. 

-Eso no es cierto y usted lo sabe. Déjese de excusas y dígame la verdad.

-Bien, la verdad quieres y eso te daré. Cuando Elena me hablo de Jeanny y de ti, las mandé a investigar y me di cuenta quienes eran tus padres.

-¿Fernando sabe esto?

-Si, lo sabe.

-¿No le dijo nada?

-No voy a hablar de eso.

-¿Qué pasa con mis padres?

-Antonio Hogaza y Fernanda Curiel. El hombre que amaba y la traidora de mi ex mejor amiga.

-¿Qué? No, no entiendo nada.

-Pues si. Tus padres y yo fuimos juntos a la universidad. Tu mamá era mi mejor amiga desde que estabamos en pañales, era hermosa, popular... Lo tenía todo. Nos conocíamos mejor que cualquiera y siempre hacíamos todo juntas. En el último año, en una de las fiestas se nos pasaron las copas a todos y ella se acostó con tu papá y se quedó embarazada de ti. Él se casó inmediatamente con ella y te tuvieron meses después. Yo jamás se lo perdoné, ella sabía que yo lo amaba como una idiota y aún así lo hizo. Luego de años de llorar, estuve saliendo con otro hombre. Él era nuestro mejor amigo, Julián. Fernanda y Antonio tuvieron unas diferencias. Al final ella se escapó con Julián, rompiéndome otra vez el corazón y dejándome totalmente sola.

-Se fue con el porque mi papá le pegaba y la maltrataba y era la única persona en quien confiaba ciegamente.

-Debió pensar las cosas mejor y no destrozarme la vida así. 

-Señora, yo entiendo que esté resentida con mi mamá, pero ¿qué culpa tengo yo? Yo no pedí ser engendrada. Aparte conoció a Don Fernando y lo ama y es correspondida ¿o no?

-Probablemente eres igual de zorra que ella y yo tengo que proteger a mi hijo. Pero te la concedo, Fernando es el mejor hombre que existe.

-Señora, yo no soy culpable de los errores de mi mamá. A Fer jamás le haría daño porque es la persona que más amo en este mundo, él y nuestros tres hijos...

-¿Stephania es mi nieta? Te dije la verdad, ahora te toca a ti.

-No tengo que mentir en eso, ni en nada. Mi hija si es su nieta. Usted es la única persona que lo pone en duda, igual que estos dos angelitos-dice acariciándose el vientre.

-Y yo te voy a creer. En el bautizo de la niña tenías un novio...

-Si, pero no me acosté con él. Pregúntele a Fernando, si quiere, quien compartía cama conmigo todas las noches. 

-¿Tenías un novio y dormías con otro? No me equivoqué, si eres bien zorra.

-No era mi novio en serio. Para mi no. Nuestra relación era una farsa.

-¿No te acostaste nunca con él?

-Si.

-¿Hace cuanto que no lo haces?

-Casi cinco meses antes de que regresé con Fernando.

-Y mira como me lo dices...

-Me pidió sinceridad, le estoy siendo sincera. ¿Algo más que desee saber?

-¿Qué posibilidades hay de que Stephania sea hija de tu esposo?

-Ninguna, Augusto era estéril.

-Mi única nieta...

-No, vienen dos más en camino.

-¿Amas a mi hijo?

-Más que a mi vida...

                ****************

-Jeanny, ¿dónde estabas?-le pregunta Margarita levantandose de la silla

-Con mi hijo, lo operaron hoy, no sé si recuerdes. El imbécil de Fernando solo se apareció por media hora.

-¿Dónde estaba?

-Con la muchachita y buscando a esta estúpida. Lo que no sabe es que nunca la va a encontrar.-dice llevandose a la boca un poco de agua.

-¿Qué vamos a comer?

-Tu y yo, lo que traje, está en el auto. Ella, absolutamente nada.

-Está embarazada

-¿Y? 

-¿Cómo y? Tiene que comer

-¿Por qué te preocupa tanto? 

-No me preocupa-dice Margarita mirando a Lu-es que ya que van a ser sus últimas horas

-¿Y?

-Que muera contenta

-Si, mira, no sé si te golpeaste en la cabeza. Haz lo que quieras. ¿A qué hora te irás a tu casa?

-No me voy a ir, me quedaré a cuidar a esta zorra para que tu vayas con Oliver

-¿Ya no es "mi nieto"?

-Nunca lo fue

-Fue demasiado fácil engañarlos a todos

-¿A qué hora te vas?

-Ya casi, si no te vas a ir entonces me voy con mi hijo.

-Solo dame la comida y vete. Déjame igual la tuya, la comeré en la noche.

-Estás rara.

-¿Rara cómo?

-No lo sé. Voy por las cosas al auto.-Jeanny sale de la habitación pensando en la actitud de Margarita. ¿Qué le pasaba? ¿Abogar por Lucero? ¿Desde cuando hacía eso? Entro nuevamente a la casa con dos bolsas de comida y agua-Toma. Ya me voy.

-Cuídate.

-Tranquila, no voy a tomar ninguna sustancia rara por ti. No va a suceder igual que con Oliver.

-¡Cállate! ¡Y ya lárgate!-le grita Margarita al ver la cara de espanto que tenía Lucero.

-¡A mi no me hablas así! Y si, me voy, pero no porque te da la gana, sino porque mi hijo me necesita. ¡Adiós!-dice dando un portazo

-¿Qué... Qué quiso decir Jeanny con lo que dijo?

-Nada-dice levantando a Lucero del suelo.

-¿Qué me va a hacer?

-Te llevo a una silla-dice desatándole las manos

-¿Por qué lo hace?-pregunta Lucero acariciándose las muñecas 

-No te emociones mucho, es solo para que comas

-Pero Jeanny dijo...

-Si, sé lo que dijo, pero ella no está aquí-dice sacando todo de las bolsas

-¿Por qué lo hace?

-¿La misma pregunta? Lo hago porque quiero y porque... Ya no te queda mucho de vida.

Lucero baja la mirada al suelo y comienza a llorar. No quería morir, no quería irse sin ver las caritas de sus bebitos, no quería que ellos se fueran con ella... Y no quería dejar a su familia, aún no era tiempo. Comió lo que Margarita le había dado, pues no sabía cuando volvería a hacerlo, si lo hacía. Había un gran silencio en la habitación, perduró hasta que llegó la noche. 

-¿Estás cansada?-le pregunta Margarita, hablando por primera vez en unas horas.

-Si, el embarazo hace que me agote muy fácil

-Voy a ver si consigo un poco de comida por aquí para que cenes para que cenes

-¿Y usted?

-Estaré bien hasta que regrese Jeanny mañana en la mañana.      

-No comprendo

-A veces es mejor no entender las cosas y aceptarlas como suceden...

-¿Qué quiere decir con eso?

-Nada, ya regreso.

Pasados unos 30 minutos, Margarita había recorrido prácticamente todo el pueblo en busca de comida para Lu. Consiguió pan no muy fresco y leche... No era el mejor banquete, pero era comida y ella lo necesitaba. Por fin había llegado a la choza repugnante en la que se estaban quedando. Le daba mucho asco la suciedad que ahí había. Se acercó a la puerta y ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaría gritando Lucero? Entró rapidamente y se encontro con el bruto que había contratado Jeanny encima de ella y manoseandola. Lucero lloraba y rogaba la ayudasen. Sin pensarlo dos veces, tomo la botella de leche que le llevó para que cenara y se la rompió en la cabeza dejándolo inconsciente.

-¿Estás bien?-Le preguntó y Lucero solo asintió como respuesta.-Ven, te llevare a la cama.

-¿Por qué lo hace?-Preguntó Lu mientras Margarita la ayudaba a levantarse del suelo y luego pasaba a amarrar las manos del tipo.

-¿Se te acabaron las preguntas? Ven, tienes que comer algo antes de dormir.

-No entiendo-susurró Lucero

-No tienes que entender nada. ¿Cuándo sales de cuentas?

-Tengo 7 meses

-Son mellizos, ¿verdad?

-Si

-Entonces puedes ponerte de parto en cualquier momento...

-Espero que no

                 ***************
-Papi, quiero a mi mamá-dice la nena desde la puerta de la habitación que compartía con Lu.

-Lo sé, princesita, yo también quiero encontrarla y que esté de nuevo con nosotros-dice Fer secándose las lágrimas antes que la nena lo viera así.

-¿Puedo dormir contigo?

-Claro, mi amor, ven-dice abriéndole los brazos donde la nena se lanzó sin pensarlo dos veces.


-Te prometo que la voy a encontrar-susurro para la nena que se encontraba dormida hacia unos minutos ya.

                ***************
-¿Por qué no te duermes?

-No puedo.

-¿Estás incomoda? ¿Te sientes mal?

-No

-¿Entonces?

-Es que extraño demasiado a mi nena y a Fer. No puedo soportar la idea de que no los voy a volver a ver y...

-Tranquila, de mi cuenta corre que regreses a tu casa sana y salva

-¿Por qué lo hace?

-¿Otra vez?

-No voy a dejar de preguntarle hasta que me responda.

-Lo hago porque eres la mujer que mi hijo ama y la que lo ama a él. Porque eres la mamá de mis nietos y porque creo que me equivoqué contigo. ¿Estás contenta?

-Muy

               ****************
-¿Qué pasa, Elena?-susurra Fer para no despertar a Steph

-Fer, es que mamá no aparece

-¿Cómo? ¿Qué pasó?

-No sé, desapareció y aún no llega a casa. Es muy tarde y no regresa a casa

-Espero estar equivocado en lo que estoy pensando

-¿En qué piensas?

-Lucero está desaparecida desde hace horas

-¿Crees que fue ella?

-¿Tu crees?

-Ay, Fer, no creo

-Mi mamá es capaz de eso y más. Odia a mi princesa, no entiende que no puedo vivir sin ella

-¿Por qué susurras?

-Mi bebé duerme acá a mi lado

-¿Y si me la traes y vas a buscarlas?

-Tengo una idea mejor

-¿Cual?

-Jeanny-dice muy decidido a sacarle la info a esa mujer a la que aún seguiria atado por unas horas más. Ella debia saber, ella sabia y el lo sabia. Se lo sacaria aunque fuera a la fuerza, pero el iba a traer a su bonita de vuelta a casa y rogaba a Dios que se encontrara bien.