jueves, 31 de octubre de 2013

Capítulo 41

Buenas noches, preciosas! Primero que nada, quiero pedirles perdón por la demora, pero nunca imaginé que en la uni molestaran tanto:p después quería dedicarles este cap a todas y cada una de ustedes! En especial a Val, ya no me tienes que venir a arrastrar!xd LAS QUIERO! Gracias por su paciencia y gracias por leer:3

-Amor, te llevo a casa-dice Fer dándole un beso en la sien a Lu

-No, me necesitas aquí

-Lucero, la nena está enferma y tienes que descansar.

-Lo sé, pero es un momento muy difícil para ti.

-Te llevo a casa y si te necesito, te hablo.

-Siempre lo haces

-Si, pero prefiero que la nena esté en su cama a que esté incómoda aquí.

-Está bien

-Señor Colunga, necesito hablar con usted. Pase a mi consultorio, por favor.-interviene el doctor

En el consultorio se creó una increíble tensión. Por la cara del doctor, descartó toda posibilidad de tener buenas noticias. 

-Señor Colunga, lamento tener que informarle esto, pero como doctor de su hijo es mi deber hacerlo. Aún no encontramos un corazón que pueda ser transplantado a su hijo y nos quedan muy pocas horas.

-¿No pueden hacer nada más?-pregunta Fer conteniendo las lágrimas

-No, su corazón ya no está funcionando como debe, cada vez está más lento. Lo siento.

-¿Y si lo inducen al coma?

-Eso es muy peligroso en este caso

-¿Pretenden dejármelo morir? ¿Qué clase de doctores son?-dice Fer muy alterado

-Señor, hacemos lo que podemos, no somos Dios.

-¡Pues no es suficiente!  Tengo mucho dinero y estoy dispuesto a pagar la cantidad que sea, pero salve a mi hijo.

-Si no encontramos un corazón, no hay dinero que valga, señor. Trate de calmarse y esperemos encontrar uno pronto. 

-Gracias doctor.

Caminaba por pura inercia y no sabía siquiera hacia donde iba. Estaba abatido y en ese instante sin ganas de vivir. A lo lejos vio a Lu acariciándose el vientre y su corazón dio un vuelco. Se dirigió a la capilla del hospital y pidió a Dios por sus 3 hijos. Pidió, prometió y lloró hasta que ya no me quedaron lágrimas.

-Aquí estás-

Dice Lucero a sus espaldas. Su primera reacción fue quedarse inmóvil, puesto a que no quería verla y que al hacerlo, imaginarse que su nuevo bebé podría estar enfermo, quería ahuyentar esa idea. 

-Mi vida-insistió Lucero y Fernando se aferro a ella.-¿quieres hablar?

-No, vamos a casa.

-¿Estás seguro, mi amor?

-Si, no puedo seguir aquí. Necesitamos descansar los dos.

De camino a su casa, hubo un silencio un tanto incómodo para Lucero. Ella sabía que Fer no estaba bien, pero ¿cómo le preguntaría qué le habia dicho el doctor sin incomodarlo? Llegando a casa subió directo a su habitación y preparó la tina para que Fer se relajara un poco. Mientras, Fernando llevo a la nena a su habitación.

-Papi-dice la niña en voz baja

-¿Qué pasa, princesa?

-¿Estás triste?

-Si, mi amor.

-¿Por qué?

-Tu hermanito

-¿Le pasó algo a mi mamá?

-No, mi amor, hablo de Oliver

-¿Qué tiene ese bobo?

-No le digas así, Stephania.

-Ay, bueno. Pero ¿qué tiene?

-Está enfermo.

-Ay, papi, pero el siempre está enfermo. Se va a curar mañana, ahora ¿me das un abrazo? Tengo mucho frio.

-Claro que si, mi chiquita.-Fer le da un beso mientras se acuesta a su lado y la abraza hasta que se quedó dormida.

                  ************
-Mamá-dice Lu entrando al jardín donde estaba su mamá leyendo un libro

-Hola, mi amor. ¿A dónde te fuiste todo el día?

-Estaba en el hospital.

-¿Le pasó algo a mi nieta?

-No. Bueno, si, pero nada grave. Tiene un poco de fiebre

-¿Entonces?

-El hijo de Fer se está muriendo.

-¡Ay, no me digas! Que pena.

-Está muy mal y Fernando está que no lo calienta ni el sol.

-Me da mucha pena. Tiene la misma edad que la nena, ¿verdad?

-De hecho es más pequeño.

-Es muy triste. Te ves cansada...

-Estoy cansada. No hemos dormido nada, pero la nena está enferma y debo estar pendiente

-Hija, estás embarazada. Necesitas dormir.

-Lo sé, pero no puedo dividirme.

-Yo cuido a la nena, ustedes duerman.

-¿De verdad?

-¡Claro!

-Gracias mamá. Voy a subir entonces, cualquier cosa que necesites me levantas, ¿si?

-Claro, mi niña.

            ****************
Lucero entra en la recamara y se va directo al baño y ve a Fer con los ojos cerrados y recostado de los bordes de la tina. Se despoja de toda su ropa y se recuesta en el pecho de él.

-La idea era estar detrás de ti y darte un masaje y luego te recuestes en mi, pero nuestro bebé no lo va a permitir.

-Ya quiero que nazca-dice Fer rodeándola con sus brazos.

-Yo también. Mi pequeño.-Fer le besa la mejilla.

-¿Ya decidiste el nombre?

-Fernando Nicolás

-Me encanta

-¿Amor?

-¿Qué pasa?

-¿Qué te dijo el doctor de tu hijo?

-Nada bueno.

-¿No confías en mi?

-Sabes que si, mi vida, es que no quiero hablar de eso...

-Se va a... Ya sabes... A

-¿a morir? Ahora mismo es lo más probable y no me gusta. Es mi niño, podrá no llevar mi sangre, pero es mi hijo.

-Yo sé, mi amor. ¿Qué piensas hacer?

-No puedo hacer nada, por eso me vine. Si pasaba un segundo más allí, me iba a volver loco.

-Tu solo puedes estar loco por mi.

-Lu, no es momento de bromas

-Solo quería hacerte reir. 

-Perdón, es que me cuesta.

-Debes tener fe, mi amor. 

-Me cuesta tener fe cuando veo que mi hijo está muriendo y el supuesto Dios no hace nada para salvar su vida. Solo tiene 5 años y yo...

-Shhh, ya, mi vida. Despeja tu mente, relajate.

-Ya casi es el cumpleaños de mi niña.

-Si. La verdad es que no puedo creer que ya va a tener seis años! Mi nena crece demasiado rápido.

-Debo comprar una escopeta.

-Ay, no seas ridículo, mi amor-dice Lu entre risas.-Ya tendrá un hermanito que la defienda de todo.

-Gracias por regalarme la familia perfecta.

-Te amo, Fer. 

-Yo te amo más, princesa.

Salen de la tina y Fer le seca el cuerpo y luego se seca a sí mismo. Ella lo abraza por la cintura y luego el la toma en sus brazos a la vez que besa sus labios con mucha ternura. Se fueron adentrando en la habitación a la vez que el beso se iba intensificando hasta que de beso tierno no quedó nada. Fernando la recostó en la cama cuidando no aplastarla y se posó a su lado donde continuó con su beso. 

-¿Mi amor?-dice Lucero contra sus labios

-Mmm-Responde Fer

-¿Estás seguro que quieres esto?-dice ella separándose de él y mirándolo a la cara

-¿Cambiamos de rol?

-No seas payaso, no has dormido en toda la noche

-Tu tampoco

-Yo estoy bien

-Y yo te quiero amar.

-Dudo que haya riesgo de quedarme embarazada, así que hazme tuya, mi principe hermoso.

-Eres una loquilla-dice Fer riendose

-¿Falta mucho?

-¿Para?

-Mejor lo hago todo yo-dice recostandolo en su espalda mientras ella se sentaba a horcajadas sobre el y comenzaba un caminito de besos que comenzaba en su cuello y no es necesario decir hasta donde llegó. Fernando la atrajo hasta su boca y la besó nuevamente mientras la acariciaba. Estaba lista, así que no esperó mucho para adentrarse en su cuerpo. Lucero soltó un gemido al instante que solo logro empeorar el estado de Fer. 

-Amo que hagas eso-dice Fer besándole el cuello

-¿Que haga...qué?-dice mientras se le hacia difícil hasta respirar

-Que demuestres el placer que estás sintiendo

-No me digas esas cosas-dice Lu besando sus labios. Luego de unos minutos de ese delicioso vaivén ambos llegaron al mejor y más intenso clímax que los dejo rendidos.

-Gracias por esto, princesa. De verdad lo necesitaba-dice dejando un ligero beso en su cabeza.

-Los dos lo disfrutamos. Descansa.

-Te amo

-Yo a ti-dice cerrando sus ojos y entregándose a los brazos de Morfeo.

                  ***************
Se despertó sudada e inquieta y respiraba con dificultad. Al darse vuelta, Fernando no estaba con ella ¿Le habría pasado algo al niño? Rápidamente tomo su celular y le marcó, pero lo había dejado en su mesita. Se levantó de la cama y se vistió. Cuando iba a salir, Fernando venía entrando con una bandeja con la cena.

-¿A dónde vas?

-Me asusté al no verte, me iba al hospital.

-Ven, vamos a comer

-¿No hay novedades?

-No estaría aquí

-No tienes que hablarme así

-No te hablé de ninguna manera

-Claro que si, me hablaste feo

-Tienes los sentimientos a flor de piel, mi princesa.-dice besándole la mejilla-Te amo, ¿si? Ahora come.

-¿Quién cocinó esto?

-Yo, ¿por?

-Jardinero, cocinero, amante... ¿Qué más haces bien?

-Amarte como un loco

-No me digas esas cosas, me vas a hacer llorar.

-Como si no lo supieras. Come.

-Estoy comiendo, cálmate. ¿La nena? 

-Fui a verla hace rato y tiene fiebre-dice Fer y Lu intenta pararse de la cama, pero no la deja.

-Debo ir a verla

-Tu mamá está con ella, come. No has comido nada en todo el día.

-Pero es mi niña...

-Pero no podemos arriesgarnos a que se te contagie

-Estuve en un hospital rodeada de enfermedades y estoy bien.

-Y por eso no vas a volver a menos que sea para chequeo

-No me controles tanto, sigo siendo una mujer adulta.

-Si, pero cargas a mi bebé y lo que menos quiero es que venga enfermo. Compréndeme.

-¿Qué hago? ¿Tampoco quieres que salga de esta cama?

-No dije eso, Lucero. Solo te estoy cuidando.

-Sé cuidarme sola.

-¿Si? Entonces me voy al hospital. No me llames a menos que sea para algo de mi hija.

-Pues vete, ¿que me importa?

Cerrando la puerta, a Lucero se le escaparon unas lágrimas. Él tenía razón, pero ella era muy orgullosa como para aceptarlo. No pasaron ni 30 segundos cuando ella sintio un dolor muy agudo en el vientre y gritó. Fernando entró corriendo a la habitación.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien?

-Me duele

-Respira, mi amor, respira

-Me duele mucho, Fer.-dice Lu llorando. Al mirar hacia abajo, una mancha roja teñía su ropa. Entro en pánico al recordar lo que había experimentado unos años atrás.-No, mi bebé no, por favor.

-Vamos al hospital-dice Fer tomándola en sus brazos y saliendo de la casa corriendo.

Al cabo de unos minutos llegaron al hospital donde la atendieron rápidamente. Las horas pasaban y nadie salía a decirle nada. Se sentía nervioso, abrumado... Si a su bebé le pasaba algo jamás se lo iba a perdonar, pues aunque no fuera su culpa así lo sentía. El la había hecho enojar.

-Señor Colunga...-al mirar el reloj solo había pasado media hora. No quería más noticias malas, no sabía si podría soportar.

-¿Cómo están?

-Vamos a mi consultorio.

               **************

-¿Les pasó algo a mi mujer y mi hijo?-preguntó Fer sentándose en frente de la doctora.

-Afortunadamente llegaron a tiempo y se pudo parar la hemorragia. Sus bebés están bien, pero su mujer no puede recibir disgustos o alterarse, pues puede que la próxima vez no corra con la misma suerte.

-Espere... Creo que no entendí bien, ¿dijo bebés?

-Si

-¿O sea que esperamos más de uno?

-¿No sabían?

-No... ¿Cuántos son?

-Mire-dice sacando una sonografía-Acá se ve claro que son dos, mellizos, nena y nene.

-No puedo creerlo-dice Fer derramando unas lagrimas de la emoción.-¿Lo sabe mi mujer?

-No, está sedada y aún no hemos podido darle la noticia

-¿Puedo verla?

-Claro. Yo misma lo voy a llevar.

              ***************
Lo primero que vio al entrar a la habitación fue a su hermosa futura esposa dormida. No era la mejor circunstancia para verla así, pero ella estaba bien. Agradeció a la doctora y luego se sentó a su lado a esperar que despertase. Paso una hora hasta que por fin lo hizo.

-Princesa...

-Perdón, mi amor... Sé que estoy muy sensible, pero...-Fer la calló con un beso en los labios

-Te amo, ya pasó.

-¿Mi bebé?

-Están perfectamente.

-Te preguntaba por Fer, pero me imagino que a Steph ya le bajó la fiebre.

-No, hablaba de Steph

-¿Entonces por qué dijiste están?

-Amor...

-¿Qué?

-Estamos esperando mellizos-dice con una sonrisa y al ver la cara de sorpresa de su mujer, se sintió feliz. Amaba hacerla feliz y amaba más aún saber que su felicidad estaría multiplicada por dos cuando llegase el momento.