jueves, 19 de septiembre de 2013

Capítulo 40

-¿Qué fue lo que dijiste?-pregunta Fer aún algo paralizado.

-Perdón, no debias enterarte de esta manera.

-¿Te acostaste con mi novia?-dice Fer tratando de digerir la información.

-Perdoname, yo sé que soy tu primo y que estuvo mal, pero se nos pasaron las copas.

-¿Se te pasaron las copas?-dice Fer y le da un puñetazo en el pómulo derecho.

-¡Fernando! ¡Alante de la niña no!-dice Lucero sirviendole de escudo a Miguel al ver la cara de espanto que tenía Steph al ver a su padre tan violento. 

-Lucero, quitate de en medio. Voy a matar a este imbécil.

-Mátalo, pero allá afuera. 

-Quitate o...

-¿Qué? ¿Me vas a golpear?

-Por supuesto que no

-Menos mal...

-Permiso-dice Fernando saliendo de la sala como alma que lleva el diablo.

-Gracias por defenderme, Lu-dice Miguel parandose del suelo

-No te estaba defendiendo. No mereces siquiera que yo intente evitar que te golpee. Lo hice por mi hija. Compermiso.-dice y sale detrás de Fernando dejando a la nena sola con Margarita y Miguel.

-Abuelita. ¿Por qué mi papi golpeó a su primo?-Margarita salió de sus pensamientos de los cuales se había metido desde hacia unos pocos minutos.

-Porque Miguel le hizo algo muy feo

-¿Si yo le hago algo feo me va a pegar a mi también?

-No, nena. Papá te ama y no te va a poner un dedo encima nunca. 

-Nena, tu papá...-intenta decir Miguel, pero Steph lo interrumpe

-Tu cállate, feo. Por tu culpa mis papás se pelearon así que no te quiero. Vete. 

-Yo vine a ver a Oliver, no a ti.

-¿Que me importa? Vete. Regresa cuando yo me vaya con mi mami.-Margarita ríe discretamente ante la ocurrencia de Steph. Miguel sale de ahí y se dirige a comprar café.-¿Abuelita?

-¿Qué pasa, Stephania?

-Es que mis papás me dejaron solita contigo y yo tengo mucho frío y sueño.

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-¿Amor?-dice Lu para atraer la mirada de Fer quien estaba sentado en el suelo del estacionamiento, apoyado de su auto.

-¿Ya te cansaste de defenderlo?-

-No lo estaba defendiendo, mi vida. Si la nena estuviese en la casa te habría dejado matarlo si querías, pero es que no viste su carita... Estaba asustada. Tu eres su héroe, mi amor.

-Abrázame, por favor.-

Lucero se sienta a su lado y deja que el llore en su hombro. Primero el niño muriendo y luego que se entera de la peor forma que no era su padre. El pobre tenia mucho que llorar y ella le permitiria que descargue su desgracia en su hombro. 

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-Lo defendí mucho y al final no era mi nieto. Tu si eres, ¿verdad? Eres una nena tan hermosa. Me siento mal por habermela agarrado contigo sin siquiera tener certezas de que no eres mi nieta. Ahora que lo pienso fui muy tonta; Oliver no se parece en nada a mi hijo, eres identica a la zorra de tu mamá pero tienes razgos suyos. Espero que algún día me puedas perdonar todo lo que te he hecho.-piensa Margarita mientras ve a la nena dormir en sus brazos.

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-¿Ya estás mejor?-dice Lu limpiándole las lagrimas a Fer y besandole la mejilla

-Si. Perdón, es que si lo necesitaba.

-No tienes que pedirme perdón, mi amor. No solo en los momentos buenos. Vamos adentro, dejamos a la nena con tu mamá.

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-Espero que tus papás no tarden mucho, te está subiendo la temperatura.-dice Margarita apartando unos mechones de pelo de la carita de Steph. 

Lucero y Fer venían entrando y se quedan totalmente paralizados al ver la escenita que estaba ocurriendo ahí. ¿Margarita dándole cariño a su hija? Si no lo hubiesen visto con sus propios ojos, no lo habrían creído.

-¿Mamá?-dice Fer aún incrédulo ante la imagen que veían sus ojos y mientras se acercaba. 

-Me dijo que tenía frío y sueño y yo no soy tan cruel.

-No, es eso y más.

-Lu...-dice Fer mirandola para luego desviar su mirada- ¿estás segura que es solo eso?

-Probablemente se está arrepintiendo de lo que ha hecho a mi princesa

-Bonita, por favor...

-Creo que lo mejor será que la revisen, tiene mucha fiebre...

-¿No que estaba fingiendo?

-Lucero, basta...-dice Fer. 

-No, Fernando, no basta nada. Mi hija ha sufrido demasiado por culpa de esta señora y ahora se viene a dizque preocupar. ¿A qué juega, señora? No quiera confundir a mi hija.

-No quiero confundirla...

-Mamá, ¿el doctor te dijo algo que yo no sé?

-No.

-¿Entonces que te pasa?-dice tomando a Steph en sus brazos.

-La vida, hijo. Tu niña es preciosa.

-¿Se está burlando de mi, verdad?

-No

-Entonces ya enloqueció porque hace media hora estaba con su acostumbrado "esa niña no es tu hija"

-Hijo...

-Tiene razón, mamá, lo siento. No puedo decirle nada.

-Vamos, no quiero llegar tarde a la cita con el pediatra.

-Fernando-dice Jeanny entrando en la salita y secando una lágrima.

-¿Qué pasa?

-El niño quiere verte-dice y Miguel entra a la sala donde se encontraban-¿Qué haces tu aquí?

-¿Qué crees que hago?

-Nada, por eso no debes estar aquí

-Ya se acabó, Jeanny. Deja de ser tan cínica.-dice Fernando intentando contener su furia.

-No se de que me hablas

-¿No sabes? ¿Que te parece que ya sé que Oliver no es mi hijo?

-¿De dónde sacas eso, Fernando?

-Quizá de su verdadero papá...

-¿Miguel? Claro que no... Es tu hijo.

-¡Basta de mentiras! ¿Ese que esperas también es suyo?-dice Fer comenzando a alterarse

-No, es tuyo, mi amor.

-Jeanny, harás que pierda la paciencia. Si o no...

-No...

-Jean, pensé que me amabas-dice Miguel con un toque de tristeza en la voz

-¿A ti? No seas ridículo... Yo amo a Fernando y por eso es mi esposo

-Eso no era lo que decías cuando te retorcías debajo de mi.

-Deja de decir eso, imbécil-grita Jeanny llorando

-No. Por tu culpa no pude disfrutar a mi hijo y mi primo se va a enterar.-dice volteando a ver a Fer-Este hijo que espera también es mi hijo. Si la amaras no me hubiese acercado, pero sé que a quien amas es a Lucero. Perdóname. 

-¡Miente!-alega Jeanny

-Si estas consciente de que una prueba de ADN podría sacarnos la duda en un segundo, ¿verdad?-dice Fer

-A esa muchachita no has querido hacerle la prueba, ¿por qué a mi hijo si?

-Es diferente. Lucero no es como tu, ella no se acostaría con mi primo.

-¿Le crees a este?

-¿Tu que crees?

-No puedes creerle, Fernando.

-Dejalo, Jeanny. Como sea estaba seguro que me habías visto la cara de idiota. Solo te digo, voy a hacer que el divorcio salga lo más pronto posible así que esperalo.

-¿Te vas a casar con ésta?

-Ya estaríamos casados de no ser por ti.

-Fer...-dice Lu halándolo por el brazo-ya vámonos. Se hace tarde.

-Me das asco-le dice a Jeanny para luego retirarse de allí con Lucero y la nena

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Pasaron un par de horas y se encontraban en el consultorio del ginecologo-obstetra de Lucero. El estaba a su lado sujetando su mano en todo momento y ambos estaban muy atentos al monitor donde perfectamente podían apreciar a su bebé. Ella lloraba, él no cabía en sí de la emoción. El cuarto estaba inundado con el sonido del pequeño corazón latiendo. Dentro de poco serían papás nuevamente, una verdadera bendición y regalo de Dios.

-¿Quieren saber el sexo de su bebé?-pregunta el doctor dirigiendo su vista a los nuevos padres.

-Si-dice Lucero secándose una lágrima. 

-Están esperando un hermoso niño. ¡Felicidades!

-Un niño, mi amor-dice Lu sonriendo y llorando aún más. Fernando planta un beso en sus labios 

-Me ganaste otra vez. Te amo, gracias por esto.

-Yo te amo más-dice y Fer la vuelve a besar.

De vuelta en la sala de esperas, todo era tensión y tristeza. Lucero y Fernando tenían una pequeña felicidad, mas se veia opacada por el horrible momento que estaban pasando con el estado de salud del niño que empeoraba cada minuto. Nunca se debe perder la de, pero las malas noticias no paraban de llegar y aún quedaban las dos peores. ¿Cómo podría ser posible?

viernes, 13 de septiembre de 2013

Capítulo 39

-Mi amor, ¿qué fue lo que pasó? Anoche saliste corriendo y ya no me explicaste nada-dice Lucero hablando por celular con Fernando

-Mi hijo

-Yo sé, pero ¿ahora que tiene?

-Ahora si está muy mal. Es su corazón, está fallando.-dice Fer comenzando a dejar caer varias lágrimas.-Otra vez me pidió que no lo deje morir y es demasiado para mi.

-¿Quieres que vaya?

-No, ¿Con quién dejarías a la niña?

-Ay, mi vida, niñeras tenemos de sobra y tu lo sabes

-Tampoco quiero que vengas y te enfermes de cualquier cosa. No soportaría que la bebé tenga algo, la quiero completamente sana.

-¿La bebé? Aún no sabemos que es...

-Creo que es niña

-Y yo creo que es niño

-La otra vez me ganaste, así que te voy a hacer caso.

-Pero no le va a pasar nada porque yo no me voy a enfermar con estar ahí.

-No me quiero arriesgar. 

-¿Qué dice el doctor?

-Mi niño se está muriendo poco a poco, mi amor-dice con la voz completamente quebrada-me hago el fuerte frente a él, pero en cualquier momento me voy a derrumbar. Necesita un transplante, pero no hay donante. Si yo pudiera le daba el mio, te lo juro.

-¿Te vas a matar y nos vas a dejar solos a nosotros tres? Wow...

-Por mi hijo haría eso y más. Pero no soy compatible... 

-¿De verdad nos dejarías a nuestra suerte?

-Me estás poniendo entre la espada y la pared.

-Tienes razón, lo siento, mi amor. Los cambios de humor.

-¿Qué voy a hacer si no encuentran donante?

-Debes tener fe, mi cielo. 

-¿Y mi princesa?

-Sigue dormida

-¿A estas horas?

-Apenas son las 8, aparte tiene un poco de fiebre.

-¿Desde cuando está enferma?

-Cuando te fuiste en la madrugada... Pero no es nada, ya le está bajando.

-O sea que no has dormido nada...

-No, me dejaste muy preocupada y me quedé esperando tu llamada.

-Vete a la cama

-No, igual tengo chequeo hoy así que mejor me espero

-Está bien.

-Mantenme informada, ¿si?

-Cambié de opinión.

-¿Sobre que? 

-Te necesito aquí.

-Me arreglo y salgo para allá.

-Te amo.

-Yo te amo más. Nos vemos al rato.

Una hora más tarde, Lucero entro a la salita se esperas y todo era exactamente como hace 5 años, el día que nació Oliver. La única diferencia era que su bebé de tres meses, ahora tenía cinco años y que estaba embarazada. Fernando al verlas entrar, caminó hacia ellas y se aferro a Lucero comenzando a llorar en su hombro. Ella solo lo abrazada y acariciaba su espalda. Cuando estuvo más tranquilo, besó su mejilla y le agradeció que estuviera allí para luego tomar a Steph en sus brazos, donde la nena apoyó su cabecita en su hombro y se cubrió la carita mientras temblaba del frío a causa de la fiebre.

-¿Cómo te sientes, princesa?

-Mal. Tengo frío.

-Debes llevarla al doctor, Lu

-Tiene cita en unas horas.

-¿No ves que está fingiendo? Es obvio que lo hace porque Oliver tiene toda tu atención-dice Margarita y Fernando le dedica una mirada fulminante

-Papi-dice la nena 

-Dime

-Es cierto que me siento malita y tengo mucho frío

-Yo sé, princesita. 

-Es que mi abuelita no me cree.

-No te preocupes, yo sé que estás enfermita. ¿Tienes sueño?

-Si-Fernando se sentó en una silla y acomodó a Steph en sus brazos donde la nena se durmió seguido.

-Lu, ¿a qué hora es la cita?

-¿La suya o la mia?

-Las dos

-La suya es a las 2 y la mia a las 4

-¿Piensas ausentarte dos veces? Te recuerdo que Oliver se está muriendo y...

-Mamá... Cállate. Stephania también es mi hija y está enferma.

-¿Y ella?

-Ella es mi mujer y vamos a ver a mi hijo que viene en camino. No te metas tanto en lo que no te importa.

-Oliver es más importante

-Déjalo en paz, mujer-dice don Fernando interviniendo por primera vez-los tres son sus hijos y ninguno es más importante que el otro.

-Pues mi niño si es más importante que cualquiera de esos dos muchachitos, los hijos de ésta

-Se llama Lucero y te voy a pedir que la respetes

-No puedo respetar a alguien que siendo la amante, tenga la cara dura de venir a aparecerse a ver al hijo de la esposa

-Sabes perfectamente bien que yo estaría casado con ella en este momento si Jeanny no me hubiese amenazado. Lo sabes.

-No sé porqué la proteges y amas tanto si no es mi nieta

-Todos sabemos que no es tu nieta. Tampoco lo es Oliver, ni Victoria, ni Eduardo. Esta discusión ya la hemos tenido muchas veces, ¿No crees?

-Parará cuando me demuestres con una prueba de ADN que es mi nieta.

-Yo no tengo que demostrarte nada. Si yo no dudé, ni dudo de mi paternidad entonces tu no tienes derecho a hacerlo

-Esta mujer es una zorra, ¿no ves que solo quiere que la mantengas?

-Ella tiene más dinero que yo.

-Steph-dice Lucero comenzando a mover a la nena para despertarla-princesa

-¿Qué mami?-dice la nena tallandose los ojitos
 
-¿Quieres ir a ver a los bebés?

-No, mami, tengo mucho sueño.

-¿No quieres ver como será tu hermanita o hermanito cuando nazca?

-Si

-Vamos-dice estirando su mano para que Steph la tome. 

-Se va porque sabe que lo que digo es cierto.

-No, se va porque no va a gastar su saliva contigo. Sabe que nada hará que dejes de ser tan metiche en nuestras decisiones e injusta con nuestra hija. Voy a tomar su mismo camino. Solo para saber... ¿Al que viene en camino lo tratarás igual o tu odio es solo hacia Steph?

-No la odio.

-No, claro que no.

-No, pero sé que no es tu hija. ¿Me vas a decir que no se ha acostado con su noviecito, el del bautizo?

-Eso es algo que a ti no te importa.

-Este hijo tampoco es tuyo.

-No voy a discutir eso.

-Fácil te dejas engañar.

-Preguntale a Jeanny si no.

-¿Qué quieres decir con eso?

-¿No está embarazada? Quisiera saber de quien es su hijo, porque mio no es.

-¿Cómo siquiera lo pones en duda?

-Que irónico.

Mientras Fernando y Margarita discutian eso, Lucero y la nena llegaban al area de recien nacidos. A Lucero se le hizo un nudo en el estomago al ver esos bebés tan pequeñitos y hermosos. Ciertamente tenía miedo. Si bien su embarazo había estado desarrollandose sin problema alguno, aún tenía el trauma de la pérdida de su pequeño Fernando unos años atrás y le aterraba la idea de perder nuevamente a su pequeño.

-Mami, te amo y todo pero yo no puedo ver nada-dice Steph de puntitas intentando ver por el cristal.

-Ay princesa, no te puedo cargar.

-Entonces regresemos.

-No, vamos a quedarnos un ratito y te llevo por helado, ¿quieres?

-No.

-¿No quieres helado? Espero que no tengas nada muy malo, bebé.-dice Lu y de repente alguien levanta a Steph del suelo

-¡Migue!-dice Lu abrazandolo-Hace como 5 años que no te veia

-Mami, ¿quién es este señor?

-Es el primo de papá, chiquita

-¡Como ha crecido! La última vez que la vi tenia... ¿Qué?

-Como 3 meses. Mi princesa crece muy rápido-dice besándole la mejilla a Steph

-Veo que tienes pareja-dice señalando su redondo y crecido vientre.

-Si, tu primo.

-¿En serio? No sabía que se había divirciado.

-No, está en trámite. Y no, mi embarazo no es accidente si eso piensas.

-Sé que mi primo y tu se aman mucho.

-Si, siempre ha sido así.

-Me acuerdo perfectamente-dice Migue mientras se encaminan hacia la sala de esperas nuevamente-Cuando éramos novios y te secuestró...

-¿Fuiste novio de mi mamita?-pregunta Steph dirigiendole una mirada asesina

-Si, princesita

-Mi nombre es Stephania y sueltame, ya no quiero que me cargues.

-¡Steph!-dice Lu en tono de regaño-Perdonala, es muy celosa conmigo. Más que Fer.

-No importa, solo es una niña. ¿Pero más que Fernando?

-Pues si, pero no sé de donde le salen tantas cosas.-dice mientras entran a la sala de esperas. Fernando al ver quien acompañaba a su prometida y tenía en brazos a su pequeña hija, se levanto corriendo de la silla y se la arrebató de los brazos. Steph inmediatamente lo abrazó y recostó su cabecita en su hombro.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Me enteré que Oliver está muy mal

-Eso no es algo que deba importarte.-Le grito Fernando y su discusión cada vez subía más de tono

-Claro que debe importarme

-No, y no quiero que estés aquí así que retírate por favor

-No me voy a ningún lado

-¡Que te vayas digo! ¿No te da vergüenza estar en un lugar donde no te quieren?

-A mi no me importa si me quieren o no, yo aquí me quedo. Tengo derecho...

-¿Derecho? ¡No seas ridículo! ¿Por qué tendrías derecho?

-Porque Oliver es mi hijo.-le grita Miguel dejando a toda la familia pasmada. Fernando perdió totalmente el color de la cara y puso a Steph en el suelo. ¿Habría escuchado bien? Claro que si, miraba a Lucero y estaba igual de paralizada que el y al voltear toda su familia imitaba su estado. No podría ser cierto. Cuando pensaba que las cosas no podían empeorar, se sorprendía. Empeoraban más.