-Me puedes decir
con qué cara trajiste a tu amante y lo besaste en frente de mi?
-Con la misma
cara que TU hiciste lo mismo con Leila, porque obvio sé todo lo que has hecho
con ella.
-Soy hombre
-Y que con eso?
Por ser hombre tienes derecho a serme infiel? Estas muy equivocado Augusto
-Quien es ese
maldito bastardo?
-A ti no te
importa y mas bastardo eres tu
-Mira Lucerito,
estoy perdiendo la paciencia-dice arrinconándola
-Que haces?
-Dime quien es o
me enterare por mis propios medios y lo matare
-Mira intento de
hombre-dice mientras toma en sus manos su miembro-Tu le tocas un pelo y te
arranco tu tesorito
-No te atreverías
-Pruébame
-Está bien,
hagamos un trato… yo no le hago daño pero te tienes que olvidar de el
-No lo voy a
hacer
-Lucero, tener
dinero me hace mucho más poderoso de lo que crees
-No me importa
-Muy bien… solo aléjate
de él mientras estemos en frente de mis socios.
-Todo el mundo ya
me vio
-Pero nadie te reconoció
-Como puedes
estar tan seguro?-dice dejándolo solo en el estudio y cerrando de un portazo
Al volver al jardín
Fernando la recibió con los brazos abiertos, se preocupo al sentirla temblando
y al mirarla a la cara noto que había perdido el color.
-Qué pasa?
-Augusto me reconoció
y me amenazo con matarte
-A mi me reconoció?
-Creo que no,
pero no me quiero arriesgar. Vete por favor
-Pero yo…
-Vete, mi cielo. Más
tarde me paso por tu casa, pero me tienes que esperar despierto… quiero que me
ames.
-Te lo
prometo-dice y le da un beso y se va
Lucero quería llorar,
pero en lugar de eso se dirigió a Deya y tomo a la pequeña en sus brazos. Deya
la miraba con ojos de picara, ella también la había reconocido pero confiaba en
que no abriría la boca.
-Hola mi vida,
como estas princesa? Me recuerdas? Soy tu tía-la nena le sonríe-ayy mi vida,
que hermosa!
Te amo, bebe.
-Tengo que hablar
contigo-dice Deya
-Puede ser mañana?
Sé de qué quieres hablar y aquí no
-Muy bien
-Está todo bien
con Alejandro?
-Si! Estamos bien
otra vez, gracias a ti.
-Me alegra mucho.
Me la prestas? Tu vete a bailar con tu esposo
-Claro, gracias.
-Disfruta la
fiesta-le dijo y se sentó con la bebe en brazos ya que ella sabía que ella no
lo haría.
-Hola extraña
-Hola hermanita!
-Oye, por que
estas aquí?
-Es que Fernando
se fue
-Por qué?
-Es que Augusto
me amenazo con matarlo cuando descubriera su identidad y no me quería arriesgar
-Es que como te
pones a besarlo en frente de él?
-Es que pensé que
no me reconocería
-Lucero, creo que
todos en esta fiesta te reconocieron. El hecho de que lleves antifaz no te hace
invisible
-No me importa,
yo lo amo y es el único que ha sabido hacerme feliz.
-Sí, pero a qué
precio? Sabes bien que Augusto es un hombre de palabras y va a cumplirte
-Lo mato
-Mejor ahorrate
las lagrimas y alejate de Fer, será lo mejor
-Es que no quiero
renunciar a ser feliz
-No llores,
arruinaras tu maquillaje y estás hermosa
-Es que Caro, yo
ya no puedo vivir sin el
-Prefieres que lo
maten?
-Supongo que no
-Eso pensé
-Mañana hablare
con el. Pero y si le contrato seguridad?
-No, Lucero.
-Está bien.
Las horas pasaban
lentamente y ya se le habían acabado las lagrimas a Lucero. Su fiel compañera
durante toda la fiesta había sido la pequeña Lorena que ahora dormía en sus
brazos. Lentamente los invitados comenzaron a irse hasta que solo quedaron
Carolina y Sebastián y, por supuesto, Cristal que se estaba quedando en casa de
Caro.
-Prima, tenemos
que salir antes de que me regrese a Chicago
-Como lo hacíamos
antes? Tienes razón! Mañana las invito a un café
-Y si mejor vemos
pelis en mi casa?-dice Caro
-Lo que sea, pero
quiero salir de aquí-dice Lucero
-Que te pasa?
-Nada, Cris. Te enteraras
después.
-Okay
-Vámonos,
chicas.-dice Sebastián desde la puerta que daba al jardín
-Nos vemos mañana
hermanita-dice y la abraza y le susurra-Ánimos, estarás bien.
-Bye, Cris-dice
Lucero y abraza fuertemente a su prima. No la había visto en 5 años y si la había
echado de menos.
Subió a su habitación
y se quito el vestido y los zapatos y se dio un baño. Meditaba, pensaba. No tenía
ganas de alejarse de Fernando, el se había convertido en su aire. Lloro de
impotencia. No podía creer que Augusto la había acorralado de esa manera. En su
destino no estaba escrito el “vivieron felices para siempre”. Se quedo dormida
de tanto llorar.
Despertó, pero
los rayos del sol aun no le avisaban un nuevo dia. Estaba oscuro y sentía unas
manos recorrer su cuerpo. Qué diablos estaba pasando? Sería una pesadilla? Al
intentar moverse Augusto le soltó un manotazo que la puso a llorar de inmediato.
-No te muevas pequeña
zorra, y no llores si no quieres que te vaya peor
-Quítate de
encima, bestia-dice mientras Augusto besaba su piel, le producía asco.
-Quédate quieta
dije
-Quítate o grito
-Grita todo lo
que quieras! Sabes bien que estamos solos
-Por favor no me
hagas daño
Augusto le
arranco la ropa y sin preámbulos se adentro en ella haciéndola estremecer. La
estaba lastimando pero el muy imbécil no se inmutaba. Las lagrimas corrian por
sus mejillas y la imagen de Fernando se hizo presente en su memoria. Por su
parte Fernando despertó algo agitado y sentía una pequeña opresión en su pecho
y sentía que le faltaba el aire. Su bonita no había ido, seguro se sintió agotada
y simplemente había dormido. Minutos más tarde suena el celular de Fer y era
ella.
-Mi vida, no te
preocupes por no haber venido. Seguro te quedaste dormida.
-Pasa por mí y llévame
al hospital por favor-dice con la voz entrecortada
-Que te hizo el imbécil
ese?
-Me tomo a la
fuerza y me duele mucho. Me hizo daño
-Lo voy a
matar-dice Fernando parándose de la cama y encaminándose a la puerta-quiero que
saques tus cosas porque hoy mismo te saco de esa casa
-No hay tiempo
ahora, me siento muy mal. Solo pasa por mi
-Estoy de camino.
Te llamo cuando llegue, te amo.
Esos minutos a
Lucero le parecieron horas. Finalmente Fernando llego y ella bajo las escaleras
lentamente y al salir de la casa él la estaba esperando. La tomo en brazos y ella
acomodo su cabeza en su pecho. El beso su cabeza y ella sabía que estando entre
sus brazos nada malo le iba a suceder.
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