Ya era el día de
la fiesta. Estaba demasiado emocionada así que se paró de la cama a las 6am.
Seguía durmiendo en la habitación de invitados desde hacía una semana ya que no
quería volver con su marido. Ese día tenía muchas cosas que hacer, pero antes
de darle los últimos toques a todo deseaba ver a Fernando. Era su cumpleaños y
aunque sabía que él no le daría nada, para ella el mejor regalo seria que la
amase como siempre. Entro al baño a tomar una ducha, planeo todo, término de
ducharse y salió. Al salir se encontró con la figura de su marido
tumbado en su cama. Que hacia allí?
-Ni te molestes
en vestirte, quiero que hagamos el amor-
-No quiero
-Es una ocasión
importante, anda… déjame y después te doy tu regalo.
-No soy una puta
a la que puedes comprar con regalos caros… si eso es lo que piensas te puedes
quedar con lo que sea que compraste
-Okay, olvida lo
que dije. Pero ven a la cama conmigo
-Ya te dije que
no
-Por qué desde
que volví no te has querido acostar conmigo?
-Sabes bien que
no te amo. Además no se qué enfermedades habrás contraído con todas las fulanas
con las que te acuestas, yo paso.
-Yo estoy muy
sano
-Y yo no te tengo
nada de ganas así que si me permites
-No me voy a ir
-Como tu quieras
Lucero entro en
el armario y se vistió allí dentro. Al salir Augusto la miro enojado, ella le
sonrió y salió de la habitación. Ya eran las 7 así que debía apresurarse si
quería ver a Fernando antes de su cita en la peluquería.
Llego a casa de
Fernando y abrió con sus llaves; el aun debía estar dormido. Y efectivamente,
al entrar en su habitación ahí estaba tumbado, parecía un angelito. Se sentó a
su lado y lo miro fijamente y comenzó a recordar todo lo que allí habían
vivido. Comenzó a acariciarle el pelo y la mejilla y el abrió los ojos. Le sonrió,
se incorporo rápidamente y quedo sentado en frente de ella. La miro directo a
los ojos mientras ambos se sonreían y la beso. Le beso la frente, los ojos, la
nariz, las mejillas y finalmente en los labios.
-Feliz cumple mi
princesa
-Gracias mi amor.
Quería comenzar este día de la manera más perfecta y pensé “Que podría ser mas
perfecto que un beso de tu novio?” y aquí estoy. Gracias por hacerme feliz.
-Te amo
demasiado, princesa.
-Yo te amo más.
Vas a venir esta noche?
-Sabes que no me
parece buena idea
-Pero…
-Pero sabes que
sí, todo por complacerte y hacerte feliz…- No termino la oración porque Lucero
se le había lanzado encima y lo besaba sin control. Fernando la sentó a
horcajadas sobre él y la sujetaba por las caderas. Lentamente comenzó a subir
sus manos por debajo de la blusa
-No, Fernando no-decía
Lucero algo agitada
-Por qué?-dice
Fer contra sus labios
-Me tengo que ir,
solo pase por mi beso de cumple y vaya que si me lo diste
-Te amo. Pero por
que la prisa?
-Es que aun me
falta acomodar algunos detalles de esta noche y tengo cita en la peluquería, en
el spa y con la maquillista
-Todas esas
cosas?
-Sí, mi cielo.
-Pero al menos déjame
que te de tu regalo.
-Me compraste un
regalo?-dice Lucero con los ojos llenos de lagrimas
-Por supuesto, mi
amor. Que pensaste?
-Es que no era
necesario
-Yo te lo quería dar.
Ven vamos a buscarlo-Fernando tomo a Lucero de la mano y la llevo a la sala
donde
le entrego una caja de terciopelo azul delgada, pero larga
-Que es esto?
-Ábrelo
Al Lucero abrirlo
casi lo deja caer de la sorpresa. Era una pulsera hermosa con 5 dijes, parecía de
plata.
-Que es esto?-dice
Lucero derramando dos lágrimas
-Es una pulsera,
no te gusta?-dice secándolas
-No, mi vida. Me
encanta! Esta hermosa, que significan estos dijes? La L es por mi nombre
-Y por “Love”
-Te amo. La rosa
que simboliza?
-Dos cosas: Que
soy tu jardinero y tu belleza
-Que favor me
haces… hahahahahaha! Una tina?
-Bueno, en ese
lugar…
-Ya se, mi amor.
No se me olvidara jamás.
-Un corazón
-El que me
robaste
-Y una llave
-La de mi corazón.
La llave de la cual solo tú eres dueña. Es oro blanco, así que te puedes bañar
con él, no se va a estropear. Pero no me llores, mi bonita. Hoy no debes
llorar.
-Eres el amor de
mi vida, jamás pensé que llegarías. Gracias por todo mi bebe-Y lo beso con
mucha ternura.
-Te gusto?
-Lo amo! Pero no
debiste, seguro te gastaste una fortuna
-Pues sí, pero tu
lo vales. Además el dinero lo tenía y te quería ver así como estas
-Pero que hermoso
novio! Me querías ver llorando?
-Jamás! Te quería
y quiero ver feliz!
-Bueno mi vida,
ya me voy! Estoy retrasada… te amo, hasta la noche.-Le da un beso rápido y se
va corriendo.
Las horas se le
pasaron súper rápido. Ya estaba lista para bajar y ya había muchos de los
invitados. Desde su habitación los podía ver. Estaban Caro y Sebastián; sus
primas Anielska, María y Cristal; Andrea y su esposo Cristian, el notario; Deya,
Alejandro y suponía que la pequeña Lorena; la odiosa de Leila, su marido y muchísima
gente que no reconocía pero aun nadie llevaba sus mascaras. No quería salir
hasta que el llegara, pero como sabría cuando llegaría?
Su vestido era
largo y azul oscuro con unos pequeños detalles de pedrería plateada, su pelo
opto por ondularlo y recogerlo a un lado. Parecía una princesa. La máscara que llevaría
solo dejaba al descubierto sus labios. Era de terciopelo azul; llevaba plumas, pedrería
plateada que combinaba a la perfección con su vestido. No quería que nadie la
reconociera y por eso decidió que no sería presentada al entrar… Prefería que así
fuera.
Bajo por las
escaleras y justo tocaron el timbre. Fue a abrir la puerta y al hacerlo se encontró
con la figura de un hombre fuerte, bronceado, con el pelo negro y un antifaz
que le cubría la mayor parte de su cara. Pero ella lo reconocía, le conocía todas
las esquinas de su cuerpo así que sin temor a equivocarse se le abalanzó encima
y lo beso para luego sonreír.
-Estas muy guapo,
Fer
-Y tú pareces una
princesa, la de mis sueños
-Gracias por venir,
vamos al jardín
-Estás segura?
-Nadie me reconocerá,
pues nadie me ha visto… solo Caro.
-Bueno, está
bien. Vamos entonces.
Al entrar al jardín
pasaron desapercibidos. Ya todos llevaban sus antifaces puestos. Carolina los reconoció
al instante y sonrió al ver a su hermana tan feliz.
Pasaron unas
horas y la pista de baile estaba llena. Todos intentaban dar los mejores pasos
y estaban acompañados por sus parejas. Excepto por Lucero y Fernando y Augusto
y Leila. Por qué simplemente no podían divorciarse y estar con las personas que
verdaderamente amaban? La música cambio y ahora sonaba una pieza lenta. Fernando
atrajo a Lucero a su cuerpo, la abrazo por la cintura y ella enredo sus brazos
en su cuello. El ambiente estaba mas romantico que nunca y sus labios se
estaban volviendo una tentación. La beso como nunca, con amor y ternura… la
promesa del “para siempre”.
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