jueves, 21 de marzo de 2013

Capitulo 6


Al entrar en la habitación se encontró con el cuerpo restante de Fernando. El pobre estaba tan cansado que no alcanzó a esperarla. Iban a dormir después de todo. Se retiró la bata que  llevaba encima y se acostó a su lado; beso su mejilla y se abrazo a el. Al día siguiente despertó, se encontró con sus ojos y le sonrió... Le apeteció despertar todos los días a su lado

-Buenos días, mi princesa-

-Hola, mi amor. Como dormiste?

-Mejor que nunca-dice y la besa tan tiernamente que Lucero se derritió completamente- pero eres una niña mala! Cuando desperté y vi tu pijama de hoy, quería brincarte encima y hacerte mía

-Y por que no lo hiciste? yo no habría puesto oposición, te lo prometo hahahaha

-Eres una pilla, pero así te quiero

-Yo a ti! Que quieres desayunar?

-A ti

-Entonces buen provecho

Dicho esto comenzó a acariciarle todo el cuerpo, prestando principal atención a sus senos. Trazo un sendero de besos desde su boca hasta su cuello y de su cuello paso a sus senos. Lucero jadeaba, ese hombre la sacaba de su eje seguro. Cuando estaba con el perdía la noción del tiempo y no sabía ni quien era ella. De un movimiento rápido la puso de espaldas y comenzó a desabrochar con los dientes el corseé. Lucero no sabía lo que haría así que cuando comenzó a besar su espalda se le puso la piel chinita. Se detuvo justo en el final de su espalda y le pidió que se pusiera boca arriba nuevamente; ella así lo hizo dejando su única prenda tendida en la cama. Fernando la lleno de besos y saco la única prenda que le quedaba. Ella lo sorprendió y de un giro quedo encima de el. Comenzó por besarle el cuello mientras le quitaba la camisa. Luego le saco los pantalones y comenzó a hacer un movimiento tan sexy... Fernando estaba que veía nublado. Nuevamente el estaba arriba y luego de los jueguitos preliminares, ella jadeante le pidió que la hiciera suya de una vez. El la complació, se hundió lentamente en su ser mientras que con un beso ahogó el gemido de Lucero. Inesperadamente salió de ella rompiendo la burbuja de amor y lujuria que habían creado, Lucero abrió los ojos.

-Por qué te detienes?

-Quiero intentar algo nuevo

Fernando le pidió que se arrodillara en la cama de espaldas a el y que posara sus manos en el espaldar de la cama y ella enseguida lo hizo. El la posicionó para entrar en ella y sin más la volvió a penetrar. Al poco rato Lucero llego al clímax y seguido el también.

-Te amo-grito y al percatarse la giro, estaba blanca. Quizá no era el momento más apropiado para hacer su declaración de amor pero ya no había vuelta atrás.

-Fernando, no me digas eso

-Es lo que siento

-No, tu no me amas. Solo lo dices por lo que acabamos de hacer

-No confías en mi? Pensé que ya te habías dado cuenta por como te trato y las cosas que hago. Yo no tuve sexo, te hice el amor.

-Yo no se que decir

-No me quieres?

-Si, sabes perfectamente que si. Pero yo no se lo que es amar

-Pues cuando llega el amor, es imposible de combatir; imposible no sentir.

-Yo se lo que siento...

-No me amas

-Te quiero

-Querer y amar no es lo mismo-dice y se levanta enojado y se mete al baño. Lucero no sabía porqué le había dicho eso si bien sabía que ella también lo amaba. Tomo su camisa del suelo, se la colocó y bajó a la cocina a prepararle el desayuno. Ese día estarían totalmente solos y no descartaba la idea de reconciliación... En el jardín, sería interesante; seria como tener sexo en el trabajo. Sonrió ante la idea.

Estando en la cocina y ya preparando el desayuno escuchó la puerta. Se habría ido sin despedirse? No, ella tenía su camisa... Entonces? Sintió que se iba a desmayar cuando vio a Augusto entrando por la puerta de la cocina. Que hacía ahí? Se suponía que tardaría 7 días más.

-Que haces aquí?

-Cerré los negocios antes de lo que espere. De quien es esa camisa?

-Es.. Tuya

-No, Lucero. Esa camisa no es mía... 

-Que sí! Ya ni sabes lo que tienes y lo que no, vida-dice y Augusto bruscamente la pega de la pared y le agarra la cara

-A mi no me engañas, pequeña zorra. Con quien te acostaste?

-Con nadie

-Celibato por un año? Una mujer como tu? No lo creo

-Puedes creerlo. Que tu no te hayas aguantado no quiere decir que yo sea igual-dice y el le pega. Ella lo mira con odio y lo amenaza con el cuchillo que llevaba en las manos.-A mi no me vuelves a tocar en tu vida, me escuchaste bastardo?

-No me hagas reír por favor. Solo te advierto algo pequeña zorra, yo soy muy poderoso. Tu amante se va a arrepentir de poner mano en lo que es mío.

-Yo no soy tuya y no tienes pruebas para demostrar nada, así que si no se te ofrece nada más lárgate de mi cocina. 

Al irse, Lucero comenzó a llorar. Sentía miedo, miedo más por Fernando que por ella. Augusto tenía demasiado dinero y podía hacer lo que quisiera. El dinero es poder. Tenía miedo de que el saliera de la habitación y Augusto lo viera, ahí ya no podría mentir. Sintió como se hinchaba su mejilla y sabía que Fernando no se quedaría tranquilo. Podía estar enojado, dolido quizá, pero sabía que para defenderla se enfrentaría hasta con el mismísimo demonio si era necesario. 

Algo la hizo voltear y mirar por la ventana. Allí estaba su amor arreglando el lugar donde se llevaría a cabo su gran fiesta. Decidió salir. Sabía que Augusto no podría verlos ya que su habitación no tenia vista al jardín.

-Fer...-dice y el voltea y al verla tan mal como estaba, soltó sus herramientas y se abrazó a ella. Sabía que algo debía andar mal

-Que te pasa mi princesa?-dice y le sujeta la cara mientras la mira con adoración

-Es que Augusto regreso antes y me vio con tu camisa. Y me amenazó con hacerte daño si se enteraba quien eras y me pego

-Que hizo qué el desgraciado? Ya me va a conocer-

Fer salió muy decidido hacía la casa. Tenía ganas de matarlo. Ella le suplicaba que se quedara tranquilo. Le rogó y el terminó por ceder. Ella le juró que jamás lo volvería a hacer.

-Te amo, Fer. Gracias por cuidarme-dice y lo abraza por el cuello

-Me amas? Pero si hace rato me dijiste que no

-Por idiota-dice y lo mira a los ojos-te juro que te amo más que a mis joyas y bolsos MK y LV

-hahaha! Tu no cambias princesita

-Te amo-dice y le da un pequeño beso-Me voy adentro... Nos vemos más tarde.

-yo más, vas a mi casa? 

-Si! A las 6...

-Que le dirás?

-Seguro sale y si no me invento algo...

Ya tenía todo planeado. Llamaría a Deya que era su amiga más cercana, ya que Caro estaba fuera de la ciudad y le pediría que la ayudara en algo. Tal vez le mentiría un poco, quizá mucho, pero a veces la verdad era mejor dejarla a medias y en algunos casos como este no decirla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario